RAPHAEL VARANE

El descenso de un club suele ser consecuencia de una mala gestión tanto económica como deportiva. Ése ha sido el caso del Racing Club Lens que, tras pelear duramente por su regreso a la máxima categoría del fútbol galo, ha descendido tan solo dos años después. La temporada del equipo ‘sangre y oro’ ha sido nefasta, descendiendo varias jornadas antes de la finalización del campeonato. Sin embargo, las lesiones y el mal rendimiento de jugadores veteranos posibilitaron el estreno de varios canteranos, siendo el más prometedor de ellos Raphael Varane.

Varane es un central de gran envergadura que le permite ser autoritario en el juego aéreo de ambas áreas. Además de destacar por su talla, también lo hace por poseer un buen nivel técnico, portando el cuero de forma elegante y ofreciendo una salida de balón aseada para romper la primera línea de presión. Sereno, es un defensor que nunca pierde la compostura, destacando por la seguridad que imprime a todas sus acciones. Su espigado físico provoca que sufra carencias de explosividad en la arrancada, mostrándose incómodo frente a atacantes muy veloces. Sin embargo, su amplitud de zancada, aunada con su gran sentido táctico, le permite subsanar este déficit físico.

Concentrado durante los noventa minutos, se muestra atento para ir al cruce, realizando las coberturas del lateral de su zona. Poseedor de un buen desplazamiento de balón, es preciso tanto en el envío corto como en el largo. Por ello, no resulta extraño que, además de en el eje de la zaga, se desenvuelva sin problemas en el rol de pivote defensivo. Con grandes aptitudes para realizar marcajes zonales, su endeblez en el apartado muscular provoca que tenga pocas probabilidades de éxito cuando acude al choque. Impregnado de una madurez nada acorde con su edad, está marcado por un carácter ganador, dando órdenes constantemente a sus compañeros.

Hijo de martiniqueños, Raphael Varane nació el 24 de Abril de 1993 en Lille. A los siete años ingresó en el modesto A.S. Hellemmes. Allí, llamó la atención de los ojeadores del Racing Club Lens, que le incorporaron a su disciplina en dura pugna con su acérrimo rival, el Lille. Se separó de su familia para ingresar en el centro de formación del club, situado en Lievin. En el cuadro norteño fue ascendiendo por los escalafones de su cantera acaparando los elogios de sus entrenadores. Tras ser campeón de Francia en categoría sub-16, ascendió al equipo sub-19 donde continuó haciendo alarde de su extremada regularidad. Las bajas en defensa de la primera plantilla ‘sangre y oro’ aceleraron su debut en Ligue 1, que se produjo el 6 de noviembre del pasado año.

FUTURO ALEJADO DEL FÉLIX BOLLAERT

Los malos resultados cosechados por el club que juega sus partidos como local en el Félix Bollaert provocaron la destitución de Guy Wallemme, el técnico que le dio la alternativa frente al Montpellier. Sin embargo, lejos de disminuir, su protagonismo en el equipo con la llegada de Laszlo Boloni aumentó, consolidándose en el once inicial, ya fuese en el eje de la zaga o en el doble pivote. Sus buenas actuaciones le garantizaron la llamada de Erick Mombaerts, seleccionador sub-21, para debutar en esa categoría. A pesar de su poca experiencia en la máxima categoría del fútbol galo, ya es uno de los hombres fuertes del vestuario, llegando incluso a portar el brazalete de capitán en uno de los últimos encuentros del campeonato doméstico. Su meteórica progresión no pasa desapercibida para grandes conjuntos de Europa como Manchester United, Bayern de Munich o Real Madrid. Con el descenso del Lens se antoja muy complicado que el joven Raphael continúe en el club y ya ha manifestado que quiere “seguir aprendiendo en la Ligue 1 para desarrollar su carrera”. Al margen de los cantos de sirena de Sir Alex Ferguson, la madre de Varane lo tiene claro y le obliga a llevar al día sus estudios. Una muestra de lo bien amueblada que tiene la cabeza uno de los zagueros más prometedores del país galo.