viernes, 21 de agosto de 2009

MARTIN FENIN


En el año 2004, se celebraba la Eurocopa en Portugal. El país luso acogía la gran cita con gran expectación, esperando lograr su primer título continental, ya que ese mismo año el Oporto había logrado ganar la Champions League. Sin embargo, aunque los portugueses llegaron a la final, fue Grecia la selección que, practicando un fútbol defensivo y resultadista, logró proclamarse campeona de Europa. Por ello, los helenos fueron la gran sorpresa del evento, aunque en esa Eurocopa hubo otro combinado que también puede catalogarse cómo revelación, y esa fue la República Checa. Con un juego más vistoso que el practicado por los griegos, los checos, tras superar un difícil grupo en el que eliminaron a Alemania, lograron llegar hasta las semifinales, donde cayeron precisamente ante la selección helena. Los centroeuropeos no consiguieron acceder a la final pero mostraron a todo el continente su buena selección. Milan Baros, máximo goleador de la competición, demostró que tenía potencial para ser un jugador importante en el Liverpool y Petr Cech confirmó que su reciente fichaje por el Chelsea no era fruto del azar. Con el mismo bloque que el exhibido en Portugal, no fueron capaces de superar la fase de grupos en el Mundial de Alemania. Tras el fracaso mundialista, la alineación de la selección checa en la Eurocopa de Austria y Suiza era muy parecida a la presentada cuatro años antes en Portugal. Por aquél entonces habían alcanzado las semifinales, pero aunque muchos de los jugadores eran los mismos, éstos se encontraban en peor momento de forma del que poseían en tierras lusas. Por ello, el nivel era sensiblemente menor y se volvió a repetir el fracaso mundialista, cayendo en el grupo. Tras estos malos resultados y viendo la media de edad de los jugadores que integraban la selección en la pasada Eurocopa, era evidente que se necesitaba rejuvenecer al combinado nacional checo. Uno de los jugadores ideales para ello es Martin Fenin.

Fenin es un ariete dotado de un buen nivel técnico y un duro golpeo de balón con su pierna diestra. Por su envergadura, también es un jugador peligroso en el juego aéreo. No es un 'nueve' puro, ni mucho menos, se siente cómodo cayendo a las bandas y jugando por detrás de un delantero de referencia. En muchas ocasiones actúa como un mediapunta más, recibiendo el balón lejos del área rival y triangulando con los mediocampistas, haciendo gala de su buena capacidad para asociarse. No es precisamente un jugador muy espigado, pero su buen físico le hace un jugador válido para dominar el juego de espaldas y tirar paredes con sus compañeros. También es un jugador excepcional para cuando su equipo va por delante en el marcador y necesita que el reloj corra, ya que protege el balón de forma magnífica, interponiendo su cuerpo entre el balón y el rival, justo antes de que el contrario realice la entrada, por lo que suele provocar varias faltas a lo largo de los noventa minutos. En su modo de juego, tal vez falte algo importante para un ariete, la ambición; debe ser más vertical y pisar más área, dado que tiene un buen golpeo con el que mejoraría sus registros goleadores si se acercara con más frecuencia al marco rival y no esperara en la frontal del área cómo a menudo hace.

La carrera de Fenin comienza marcada por la precocidad, ya que con tan sólo 16 años debuta en la primera división checa con el Teplice. Pese a ser uno de los más jóvenes de la plantilla, ya mostraba descaro y una gran personalidad, dando órdenes a sus compañeros de ataque. Pasaban los años y seguía mejorando y aumentando su protagonismo en el Teplice, siendo un fijo en las categorías inferiores de la selección checa. En el 2006 fue uno de los más destacados en el combinado checo, con el que alcanzó las semifinales en el Europeo sub-19. Llegó el año 2007, que marcaría un punto de inflexión en su carrera deportiva. Se disputaba el Mundial sub-20 en Canadá y la República Checa acudía con la generación que se había quedado a las puertas de final en el Europeo celebrado el año anterior. Los checos no sólo confirmaron las buenas sensaciones dejadas un año atrás, sino que se plantaron en la final del Mundial, dejando en la cuneta a España y a Austria, la otra sorpresa del torneo. Hubo dos jugadores, dentro del bloque checo, que destacaron en tierras norteamericanas, Kalouda y Fenin. El primero exhibió su potente disparo desde larga distancia y el segundo demostró porqué era considerado el niño prodigio del balompié checo. El ariete, actuando cómo el jugador más adelantado, anotó tres goles, uno de ellos, de bella factura, el que abrió el marcador en la final ante Argentina, que casi deja sin el título a la selección comandada por el 'Kun' Agüero.

Tras el sabor agridulce de la cita mundialista, a Fenin le llovieron las ofertas. El Deportivo de la Coruña se interesó por él, pero Lotina desechó el fichaje, en parte porque su precio subió tras su buen papel en Canadá y en parte porque el técnico de Meñaka buscaba a un ariete más estático. Pero además de la del Deportivo y otros equipos españoles, Fenin tuvo ofertas de clubes de mayor calibre; se decía que Wenger y Rafa Benítez suspiraban por él, pero la propuesta que más cerca estuvo de concretarse fue la de la Juventus de Turín. El joven checo incluso llegó a viajar a Italia, pero se le comunicó que debía ser cedido un año a un equipo menor. Martin desechó la oferta y optó por continuar en el Teplice. Siguió progresando y pareció afinar su puntería, ya que anotó siete goles sólo hasta el mercado invernal. Entonces, el Eintracht de Frankfurt apostó por él y se hizo con sus servicios por algo menos de cuatro millones de euros. En la Bundesliga continuó con su racha goleadora e hizo seis tantos más con su nueva camiseta, poniendo el broche de oro a su gran campaña con la convocatoria para la Eurocopa de Austria y Suiza, aunque el seleccionador no le brindó oportunidades. La siguiente campaña siguió entrando en las alineaciones y, aunque bajó sus números en cuanto a goles, consiguió que Amanatidis, su compañero de ataque, perforara redes con facilidad. Está claro que no es un killer de área, pero es un gran complemento para los rematadores.


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