SEBASTIÁN COATES

Antes de que el balón echara a rodar en la pasada edición de la Copa América, todos los focos estaban puestos en los grandes atacantes del continente. Leo Messi estaba ante la oportunidad perfecta para cerrar sus heridas con la albiceleste, Kun Agüero quería convencer a los grandes clubes europeos que merecía la pena invertir su dinero en él, al igual que el joven Neymar, que pretendía hacer olvidar a la canarinha su discreto papel en tierras sudafricanas. Y sin embargo, ninguno de los tres estuvo sobre el terreno de juego el 24 de julio, día de la final, en el Monumental de Núñez. Fue Uruguay quien se alzó con el título de campeón en una Copa América repleta de sorpresas. Y dentro del capítulo de protagonistas inesperados, en el apartado individual brilló Coates, el mejor joven de la competición.

Coates es un espigado central que destaca por su facilidad para imponerse en el juego aéreo, destapándose como una referencia en las jugadas a balón parado de ambas áreas. Su dominio de las alturas no solamente obedece a su imponente físico, sino que posee un potente salto y gira con soltura el cuello, dirigiendo de manera correcta el destino de sus cabezazos. Un zaguero temperamental, de fuerte personalidad, que no duda a la hora de arengar a sus compañeros y contagiarles con su carácter belicoso. Fuerte físicamente, no rehúye el choque ya que sale victorioso de él y gana a su rival en la mayoría de las disputas en balones divididos por su arrojo y valentía.

Disciplinado en el apartado táctico, realiza de manera correcta las coberturas al lateral de su zona y se muestra expeditivo al cruce cuando tiene que frenar los contragolpes. De zancada potente, su físico le resta velocidad y no se siente cómodo cuando el atacante le desafía en carrera lejos de su área. Inteligente a la hora de anticiparse al rival, denota mayores problemas cuando es encarado y se emplea con una agresividad excesiva. Capacitado para ofrecer una salida de balón aseada, alterna bien el envío corto con el largo y no tiene excesivas dificultades para superar la primera línea de presión, pero abusa del pelotazo en algunas ocasiones del encuentro cuando el resultado de éste es ajustado. Rocoso en el marcaje, pese a su juventud es un central con bastante madurez.

Sebastián Coates nació el 7 de Octubre de 1990 y, once años después, pasó a formar parte de las divisiones inferiores del Nacional de Montevideo. Fue escalando peldaños en la cantera del club de la capital uruguaya hasta que se encontró con el primer obstáculo cuando llegó al conjunto juvenil. Seba, como es conocido en su país natal, se desenvolvía como volante diestro pero su técnico no confiaba en él para ocupar ese rol y le relegaba a la suplencia. Sin embargo, todo cambió cuando probó a retrasar su posición y ocupar la demarcación de defensa central. El cambio posicional fue todo un éxito y Coates se convirtió en el auténtico líder de la zaga.

Su jerarquía no pasaba inadvertida para los técnicos de las selecciones inferiores del combinado celeste, citándole a comienzos del 2009 para disputar el Sudamericano sub-20 que se disputaba en Venezuela. Junto a, por aquel entonces, otros compañeros de club como Lodeiro o Santiago García, el bisoño defensor realizó una destacada actuación y contribuyó decisivamente a la consecución del billete para el Mundial sub-20 que se disputaría en Egipto unos meses más tarde. Antes de acudir a él, Coates había tenido tiempo para debutar con la primera plantilla de Nacional a los órdenes de Pelusso, sorprendiendo a propios y extraños por su atrevimiento y poderío en el juego aéreo.

La cita en tierras egipcias, pese a la prematura eliminación de los ‘charrúas’ a manos de Brasil, a la postre subcampeona de la competición, fue otra prueba más para comprobar que Coates era el defensor más maduro y constante de su generación, al tiempo que le garantizaba un hueco en todas las agendas de los ojeadores al servicio de los principales clubes europeos. Tras regresar de su compromiso en el continente africano y seguir coleccionando buenas actuaciones con el club de Montevideo, su recompensa no tardó en llegar. Oscar Washington Tabárez le citó para integrar la nómina de futbolistas que debía obtener, en la repesca contra Costa Rica, el último billete para acudir al Mundial de Sudáfrica. Aunque no llegó a debutar, la simple llamada le sirvió como acicate y pronto olvidó esa decepción personal con la celebración del título liguero con su club.

Su progresión no se frenó y con el discurrir del tiempo y el paso de los partidos fue creciendo su peso específico en el equipo, maximizando sus virtudes y convirtiéndose en el mejor zaguero del campeonato uruguayo, además de asegurarse el galardón de mejor joven en el año 2010. Por ello y a pesar de la gran competencia existente en el eje de la zaga del combinado ‘charrúa’ obtuvo una plaza para integrar la expedición uruguaya en la última edición de la Copa América. Aprovechando los problemas físicos de Godín y Victorino, Coates se hizo con un hueco en el once inicial, formando una gran pareja con Diego Lugano y contribuyendo a la solidez defensiva clave para que los celestes conquistasen su decimoquinto entorchado continental. Después de ser galardonado como mejor joven de la competición, los grandes conjuntos de la Premier League y la Serie A pusieron sus miras en él, así como el Dnipro ucraniano que pretendía seducirle con una mareante cifra salarial. No obstante, sus características de juego y la presencia de Luis Suárez en Anfield Road le ayudaron a decantarse por el Liverpool. Tras conquistar América, Sebastián Coates, el ‘Patrón’, pondrá rumbo a Europa.