domingo, 25 de noviembre de 2012

MAGNUS EIKREM

No hay emociones más duraderas que aquellas que se viven a flor de piel. En muchos casos lo mismo ocurre con las enseñanzas. Por eso una amplia mayoría opina que no hay nada como ser jugador de élite para dominar la gestión de grupos cuando asuma las riendas de un banquillo al finalizar su carrera dentro del terreno de juego. En la década de los noventa Sir Alex Ferguson miraba a su espalda y veía sentado a un goleador voraz, que contaba los segundos para pisar el césped y hacer gala de su efectividad anotadora. Ese hombre era Ole Gunnar Solskjaer. ‘El asesino con cara de niño’ se ganó el cariño de la hinchada de Old Trafford con sus goles en las segundas partes, tomando buena nota de las indicaciones del veterano técnico escocés. Sin embargo, las lesiones se cebaron con el menudo delantero danés, que decidió colgar las botas antes de tiempo y empezar a preparar su carrera como técnico.

Comenzó su trayectoria dirigiendo a los jóvenes red devils y sus excelentes resultados le valieron el billete de retorno a casa, donde le esperaba un ambicioso proyecto deportivo en Molde. En Noruega puso en práctica todas las enseñanzas adquiridas a las órdenes de Ferguson y revolucionó el campeonato doméstico. Desde su llegada al club se han recogido los frutos de su trabajo minucioso en forma de dos títulos ligueros históricos, los primeros de la centenaria entidad. Más allá de los exitosos resultados colectivos, Solskjaer ha logrado contribuir a la regeneración de la selección nacional dando confianza a varios jugadores que han mostrado un rendimiento muy alto dando alegrías a la hinchada del Aker Stadion. Entre esa camada de jóvenes talentos sobresale un centrocampista que Solskjaer ya había custodiado en la academia del Manchester United, la brújula de su equipo, Magnus Eikrem.

Eikrem es un mediocentro con mucho criterio en la distribución de juego. Silencioso y cerebral, su juego no entiende de artificios, no se prodiga en regates ni abusa de la conducción. Se limita a moverse con soltura por el círculo central, asistiendo a sus compañeros con precisión y elegancia. Su periférica visión de juego le permite controlar todo lo que acontece en sus cercanías. Piensa rápido, a mayor velocidad de la que ejecuta incluso, fabricando la jugada con su cabeza antes de cristalizarla con su pie derecho. Dominador minucioso del pase corto, realiza con eficacia cambios de orientación que permiten desactivar la presión rival en la medular. No es un futbolista que realice un gran despliegue físico, le falta sacrificio defensivo y necesita estar acompañado de un recuperador para ofrecer su mejor versión.

Poseedor de un buen timming de pase, mide bien la carrera de sus compañeros y encuentra los recovecos a la espalda de la zaga rival gracias sus elevados envíos en profundidad, facultad que le convierte en un extraordinario lanzador de contragolpes. Intenta impregnar de criterio todas sus acciones pero peca de intermitencia en algunas fases del encuentro. Adolece de falta de pegada, cuando se asoma al balcón del área rival prefiere generar peligro filtrando un pase entre líneas que disparando. En el caso de buscar portería prioriza la colocación a la potencia, lo que otorga un mayor margen de reacción a porteros poco explosivos. Contabiliza pocas pérdidas cuando porta el balón pero debe hacer más hincapié en las recepciones y colocar mejor su cuerpo para sacar ventaja del primer toque. Sutil en el golpeo, es un excepcional lanzador de faltas que también genera peligro con los saques de esquina.

Nacido el 8 de agosto de 1990 en la ciudad noruega de Molde, Magnus Wolff Eikrem llegó al mundo con la pasión por la pelota en sus genes. Su padre, Knut Hallvard, jugó más de doscientos partidos en el campeonato noruego y supo transmitir la devoción por el fútbol a su hijo Magnus, que enroló en las filas del Molde FK a los trece años de edad. Al contrario de lo que a veces ocurre con algunos hijos de futbolista, a Magnus no le pesó la presión y entró de manera fulgurante en la cantera del mejor club de su ciudad natal. Pequeño físicamente pero inmenso en cuanto a talento, no tardó en impresionar a los entrenadores que le ofrecieron los primeros consejos de su trayectoria futbolística.

Sin embargo, el técnico que iba a proporcionarle el gran salto a su breve carrera estaba afincado fuera de la península escandinava. Ole Gunnar Solskjaer, técnico de las categorías inferiores del Manchester United y profundo conocedor de los jóvenes talentos de su país gracias a la escuela que fundó en su ciudad, se fijó en su paisano y recomendó a Alex Ferguson su llegada a Inglaterra. De esta manera, con dieciséis años Eikrem hizo las maletas con el sueño de llegar a debutar algún día en Old Trafford. Escaló peldaños en la academia red devil coleccionando buenas actuaciones y valiosas experiencias en torneos juveniles, combinando grandes victorias con derrotas dolorosas en las finales. Además de todas las experiencias dentro del terreno de juego también vivió una en la enfermería cuando los médicos del club le diagnosticaron una diabetes que no truncó su excelente progresión.

Tras su ascenso al equipo reserve se reencontró con su compatriota Solskjaer, que supo darle los galones necesarios para hacerle brillar conquistando el título liguero en el campeonato de filiales. Su visión de juego, precisión en el pase y brillantez en la ejecución de las jugadas a balón parado fueron básicas para que los mancunianos se impusiesen al resto de sus rivales. “Magnus es el sueño de todo entrenador. Su progreso es excelente y queremos que siga su camino hacia el éxito. Merece la oportunidad con el primer equipo pronto” declaraba Solskjaer a mediados de 2010. Sin embargo, pese a varias convocatorias para compromisos coperos con la primera plantilla, Ferguson no hizo debutar a su joven perla nórdica.

Solskjaer quiso volar lejos del brazo protector de Ferguson y eligió su ciudad natal para desarrollar su primera aventura como técnico en el fútbol profesional. Para acometerla con mayor confianza reclutó a Eikrem para la causa, que demostró todo su talento de vuelta al equipo de su niñez. La apuesta del dúo noruego no pudo ser más exitosa, ya que el Molde conquistó la primera Tippeligaen de su historia. Esta campaña, tras superar un inicio dubitativo, Eikrem asumió las riendas del equipo y fue el motor de un conjunto que se ha proclamado matemáticamente campeón con dos jornadas de antelación. Las ofertas, como ya ocurriera en el mercado pasado, volverán a llegar a Molde. Internacional absoluto pese a estar aún en edad sub-21, Eikrem no tiene prisa por separarse de su gran mentor. Magnus domina desde el talento, ha logrado ser profeta en su tierra.


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