Ser canterano en un gran club nunca es una labor
sencilla. Años de trabajo para demostrar capacidad de rendimiento al más alto
nivel para que, a menudo, se vean truncados en la antesala del primer equipo
por el poderío económico y las complejas relaciones entre equipos y agentes de
futbolistas. Lastrados por su falta de oportunidades, la mayoría de los jóvenes
tiene que recurrir a las cesiones con destino a equipos menores que sirvan como
trampolines al inicio de sus carreras. Salir a préstamo es la vía más usual
para hacerse un hueco a corto plazo pero no siempre es garantía de éxito, como
tampoco lo es una sucesión de buenos partidos del integrante del filial que
encadena buenas actuaciones durante sus primeros pasos en el plantel
profesional.
Encandilar a la prensa y afición sin haber alcanzado
la decena de partidos es como si un ciudadano de humildes ingresos compra un
boleto de lotería y resulta premiado. Cualquiera desea la situación pero no
todo el mundo está preparado para administrar su nuevo e inesperado patrimonio.
Es entonces cuando cobra protagonismo la manida afirmación que reza que lo
difícil no es llegar sino mantenerse. La ilusión de un canterano es alcanzar la
cima de la gran montaña y vestir en la élite unos colores que ha amado desde
pequeño, pero sin olvidar conservar la bandera que representa la consumación de
su desafío. Vigilar la progresión dentro del terreno de juego y controlar los
elogios desmesurados son aspectos clave para no entorpecer la progresión de las
estrellas en ciernes. Eso es lo que trabaja el cuerpo técnico y la directiva
del Milan, ilusionada con su zaguero más prometedor, Mattia De Sciglio.
De Sciglio es un lateral
caracterizado por la versatilidad. Un plus importante de cara a afrontar la
intensa carga de partidos a las que se ven sometidas las grandes escuadras
europeas. Con capacidad para adaptarse a ambos flancos de la zaga, se muestra
sólido en labores defensivas y no renuncia a asomarse con peligro en ataque
gracias a su habilidad para enviar servicios peligrosos al corazón del área.
Atesora tacto para impactar con el cuero, lo que le confiere precisión en el
golpeo, pero debe mejorar su timming de
pase para generar ventajas a sus compañeros cuando reparte asistencias. Diestro
natural, su proyección ofensiva no se ve mermada cuando actúa por el costado
izquierdo, ya que ejecuta rápido el movimiento diagonal para acomodarse a su
perfil idóneo y centrar con peligro. Incisivo en sus incorporaciones, el factor
sorpresa es su aliado porque tiene más lagunas en la conducción y le cuesta más
sumar en ataque posicional.
Astuto para interpretar el curso de la jugada, se
muestra anticipativo y eficaz en el robo cuando el rival conduce el cuero por
el costado. Un péndulo, que recorre la totalidad de su carril con intensidad y
constancia para ofrecer superioridades numéricas a su compañero de banda. Demuestra
pundonor y no le asustan los encuentros de pierna dura, haciendo gala de una
determinación y vehemencia en la entrada para salir vencedor de muchas disputas
en balones divididos. Aunque es más proclive a adelantarse al duelo individual,
no rehúsa ser encarado. En el uno contra uno impone sus buenas condiciones
físicas, ágil para afrontar el contrapié y potente zancada en progresión.
Concentrado para complementarse con sus compañeros de zaga en la mayoría de
automatismos defensivos, domina la salida para tirar el fuera de juego y se
muestra disciplinado en la basculación pero su endeblez en el juego aéreo le
penaliza a la hora de cerrar los centros procedentes del carril contrario. Un
lateral con buenas características físicas y rigor táctico que debe adquirir
madurez competitiva.
Nacido el 20 de octubre de 1992 en Milán, Mattia De
Sciglio tuvo su primer contacto gracias al Santa Chiara e San Francesco di
Pontesesto, el equipo del centro social de la iglesia. Criado en Rozzano,
municipio a las afueras de la capital lombarda, tras un fugaz paso por el
Cimiano fue reclutado por el Milan, que pagó 500 euros por incorporarle a los
10 años. Ingresó en la cantera rossonera con
la intención de llegar a la élite del fútbol italiano, soñando con emular la
trayectoria de su ídolo Maldini. Defendiendo los colores del equipo de sus
amores no tardó en ganarse el beneplácito de los técnicos por su versatilidad,
determinación y capacidad para el aprendizaje.
Con la humildad como seña de identidad, De Sciglio fue
quemando etapas en la cantera del club lombardo erigiéndose como pilar básico
en el entramado defensivo de los diferentes equipos de la estructura formativa.
Respetando las categorías por edad pero sin ocultar un grado de madurez que le
auguraba un brillante porvenir en su trayectoria profesional. Paso a paso,
llegó al conjunto Primavera, antesala
de la primera plantilla donde encontró el primer punto de inflexión en su
carrera. Fue el líder de la zaga de una generación talentosa que se proclama
campeón de la Coppa de la categoría en la que también brillaban Merkel y Simone
Verdi. Allegri no pasó desapercibida la jerarquía de De Sciglio y comenzó a
citarle con asiduidad para los entrenamientos del primer equipo.
Compartir experiencias diariamente con jugadores de
primer nivel constituye un aprendizaje a marchas forzadas para De Sciglio, que
absorbe como una esponja los consejos de Zambrotta y vive en primera persona el
despegue de Abate, modelo a seguir para el joven Mattia. Destacado por la
intensidad y determinación en cada ejercicio, entrena con ilusión como uno más
dentro del plantel profesional y juega todos los fines de semana con el
conjunto primavera para no frenar su
progresión. Su versatilidad y constancia en el rendimiento son recompensadas
por los técnicos de la federación italiana, quienes, tras hacerle defender los
intereses de la selección sub-19, le reclutan para el combinado sub-20 con el
que disputará torneos de relevancia internacional como el Quattro Nazioni.
En una muestra más del correcto sendero por el que se
guía su progresión, Allegri le incluyó en el stage estival de 2011 y no tardó en hacerle debutar, ordenando su
ingreso en el terreno de juego durante los últimos minutos de un encuentro de
la fase de grupos de la Champions League frente al Viktoria Plzen, rival contra
el que se estrenaría como titular en el encuentro de vuelta disputado en Praga.
No desentona pero el técnico de Livorno entiende que aún no está preparado para
gozar de continuidad y no le otorga hasta finales de aquella campaña, cuando le
sitúa en el once inicial en el duelo liguero frente al Chievo disputado en
abril. Destaca y vive su primer encuentro desde el minuto uno en San Siro
apenas un mes después, pero su confirmación en la élite se produce frente al
Inter. En el Derby della Madonnina, los problemas físicos de Bonera le obligan
a dejar el terreno de juego a los veinte minutos y el joven De Sciglio responde
al desafío con un brillante desempeño.
PROGRESO CON LA FIGURA DE MALDINI SIEMPRE PRESENTE
En la presente campaña, ya como miembro oficial de la
primera plantilla tras firmar su contrato profesional, está confirmando las
buenas sensaciones e incluso ha desatado las comparaciones con su ídolo de
infancia. “Desde que era un niño era fan del Milan y seguía a Maldini porque
era defensa como yo y capitán del equipo. Pienso que es demasiado pronto para
ser comparado con él porque acabo de empezar” reconoce De Sciglio en un
ejercicio de sensatez sin ocultar que le encantaría repetir la carrera del
legendario defensor milanista.
Aconsejado por Nesta antes de que el veterano central emigrase al fútbol
estadounidense, desde las primeras jornadas del campeonato liguero, difíciles
en los resultados colectivos, ha dado muestras de su consolidación al primer
nivel. “Las circunstancias en las que él lo está haciendo bien son más duras
que las de mi debut en el Milan” reconoció el segundo técnico Tassotti a
finales del mes de septiembre, cuando una grave crisis clasificatoria azotaba
al club lombardo.
Los refuerzos en el mercado invernal y una mejora a
nivel de juego han desencadenado un notable ascenso durante los primeros meses
de 2013 que han provocado un efecto dominó en el rendimiento de De Sciglio.
Eficiente para desenvolverse en los dos costados de la zaga, el joven lateral
vio recompensada su excelente campaña con la reciente llamada de Prandelli que,
tras haberle citado para un encuentro amistoso frente a Inglaterra, le hizo
debutar el pasado mes de marzo en el combinado absoluto como titular en el
carril izquierdo de la línea defensiva. “Está destinado para la grandeza. Es un
extraordinario jugador y alguien como él nace una vez cada 20 años” afirma
Pancaro, zaguero del último gran Milan que se coronó campeón de la Champions
League en 2005 bajo la dirección de Ancelotti.
Al igual que ocurriese con Davide Santon, el ascenso
en el fútbol italiano del joven lateral lombardo está siendo fulgurante. La
prometedora y efímera estadía del ahora zaguero del Newcastle en el Giuseppe
Meazza fue devorada por el fantasma de Facchetti. Ahora, en casa rossonera, pretenden evitar que la
historia se repita con un De Sciglio que recibe numerosas comparaciones con los
zagueros más ilustres del club. La escuadra dirigida por Berlusconi vive un
momento de reconstrucción motivada por la grave coyuntura económica y para
volver a reinar deberán guardar con mimo la progresión de jóvenes como Mattia.
Evitar la alta carga de presión ejercida por un pasado glorioso se antoja clave
para que los jóvenes talentos contribuyan a reverdecer viejos laureles.
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