viernes, 3 de julio de 2015

INFORME MUNDIAL SUB 20 NUEVA ZELANDA (CENTROCAMPISTAS)


Los galardones individuales otorgados por la FIFA atestiguaron el gran nivel de la mayoría de selecciones en la zona ancha a lo largo del torneo. Tanto el balón de oro como el de plata y el de bronce del Mundial fueron a parar al palmarés individual de unos jóvenes centrocampistas que sobresalieron dentro del excelso nivel de la demarcación. Una competición con intensas batallas en la medular que obligaron a decidir muchos encuentros desde los once metros en territorio neozelandés. En la intensa partida de ajedrez en la que se convirtieron muchos encuentros, la histórica campeona Serbia supo sacar ventaja de la inteligencia de su sala de máquinas, cuyo líder, Maksimovic, acabaría anotando el último, y por ende decisivo, gol.

Danilo Barbosa: 28/2/1995
Capitán general de la sala de máquinas brasileña, impuso el diapasón en la medular de una selección verdeamarela que fue de menos a más hasta acariciar su sexta corona de la categoría. La jurisdicción de la zona ancha en suelo neozelandés fue suya durante todo el torneo merced a su rigor táctico, imponente presencia física y vigorosidad en los balones divididos. Belicoso en las disputas aéreas, a su talla añade una potente capacidad de salto que le confiere efectividad y plasticidad a partes iguales. Feroz hasta superar el límite cuando trata de abortar el peligro en situaciones de inferioridad numérica, contabiliza recuperaciones con la misma facilidad con la que distribuye juego amparado en su precisión en el pase corto sin renunciar a los cambios de orientación.

Maksimovic: 26/1/1995
Trabajador silencioso y piedra angular de la selección campeona, volvió a exponer, al igual que en el Europeo sub 19 conquistado por su país hace dos veranos en Lituania, que no se requiere un despliegue físico titánico para cortocircuitar el juego ofensivo adversario y tiranizar bajos sus designios la zona de ancha. Dotado de una inteligencia superior a la media, controla todo lo que sucede a su alrededor y apenas permite situaciones en las que el rival se filtra a su espalda para poner en aprietos al eje de la zaga. Pivote posicional horneado bajo el molde del fútbol formativo moderno, siempre alerta a las coberturas y coherente en los pases aunque no sean demasiado profundos. Atesora una buena lectura para atacar los espacios desde segunda línea.

Andrija Zivkovic: 11/7/1996
El futbolista con mayor desequilibrio individual de todos cuantos se dieron cita en el último mes en territorio neozelandés. Una daga que desangró a cualquier zaguero que pretendió hacerle frente sin superioridad numérica. Letal en el uno contra uno, destapó su vertiginosa conducción con el costado diestro como punto de partida en una lacerante diagonal que fue una de las armas de su variado arsenal. Francotirador a balón parado, explosivo e inteligente para atraer rivales y deshacerse de la posesión del cuero cuando su lateral le doble, ataca con acierto los espacios a la espalda de la zaga rival escudado en su velocidad. Su inusitada facilidad para desequilibrar le obnubila en alguna ocasión induciéndole al individualismo, pero conjuga facilidad goleadora y precisión en la asistencia. Marca las diferencias.

Adama Traore: 28/6/1995
No pudo llevar a su selección hasta la final y tuvo que conformarse con la tercera plaza, pero el balón de oro que le otorgó la FIFA habla alto y claro del derroche de talento que exhibió a lo largo del torneo. Hizo y deshizo a su antojo en la zona de tres cuartos, imprimiendo pausa o acelerando la jugada con asociaciones de alta escuela en el balcón del área. Indescifrable merced a su espectacular manejo de ambas piernas, su bajo centro de gravedad y su agilidad mental eran un dolor de muelas para todos sus marcadores, que no podían apagar su dinamismo ni contrarrestar sus controles orientados, esporádicamente más efectistas que efectivos. Brillante en los golpes francos, es una amenaza para los guardametas por su habilidad para encontrar las esquinas de la portería con remates desde media distancia.

Sergej Milinkovic-Savic: 27/2/1995
El balón de bronce del torneo fue otra de las grandes amenazas ofensivas del combinado campeón. Creativo para asociarse con sus compañeros de vanguardia, es dinámico y no se lo piensa dos veces a la hora de armar el golpeo. Tiene un cañón en su pierna derecha y es eficaz tanto en movimiento como a balón parado. No se mueve con rapidez pero sí con elegancia y es capaz de generar peligro al contragolpe amparado en su potente zancada. Ya formado físicamente, aunque aún tiende a la desconexión nunca rehúye el choque y ofrece la variante del juego directo por su facilidad para generar segundas jugadas con su alto porcentaje de éxito en las disputas aéreas. Inteligente en la lectura de juego y oportunista.

Podstawski; 30/1/1995
Podstawski fue el líder en la medular de una selección portuguesa muy sólida. Astuto para recuperar balones sin necesidad de un despliegue mayúsculo y pulcro con el balón en los pies, sin grandes alardes pero con un volumen de pérdidas bajísimo. Su compañero en la sala de máquinas lusa, Raphael Guzzo, asumió las labores de organización. Poseedor de un buen nivel técnico, imaginativo y con facilidad para sorprender con sus incorporaciones desde segunda línea, necesita progresar en su aportación sin balón. Hyndman atesora todos los atributos para convertirse en un llegador de primer nivel: timming, lectura de juego y sangre fría en la definición. Nández fue el hombre escoba ‘charrúa’, infatigable en su recorrido para maniatar a los mediapuntas adversarios y permitir, con sus coberturas, las irrupciones ofensivas de los laterales, demostró personalidad para manejar el cuero sin ser un dechado de técnica.

Samassekou se destapó como un mediocentro enérgico y de solvente desenvoltura asociativa. Vertical para descolgarse y pisar área rival para exhibir su buen golpeo, necesita progresar en la parcela táctica para no descompensar a su equipo. Zelalem mostró destellos de su descomunal talento, pero lo hizo a cuentagotas. Falto de regularidad, su posición cerca del costado izquierdo tampoco contribuyó a su continuidad en el juego. Punto de partida que también le fue asignado a Zapata, irreverente en el sentido más positivo del término para enriquecer el ataque posicional de una espesa selección colombiana. Descarado y con personalidad para asumir la iniciativa de la jugada en cualquier rincón del frente de ataque, aúna pegada y clarividencia en el balcón del área, pero sufre cuando el ritmo del encuentro se eleva. Erick Aguirre lució su educado pie izquierdo y facilidad para encontrar posiciones francas con las que amenazar gracias a su peligroso disparo desde media distancia. Buenos fundamentos técnicos empañados por una intermitencia que fue demasiada losa para su selección, que no pudo superar la fase de grupos.

Sidy Sarr fue el líder de la selección senegalesa que logró una meritoria cuarta plaza. Espigado centrocampista zurdo de potente zancada e imperial juego aéreo. Se sumó al ataque con tanto acierto como frecuencia sin renunciar a la generosidad el esfuerzo para apoyar a sus compañeros de medular en tareas de recuperación. Su socio en la zona ancha, Mamadou Ndiaye, se mostró enérgico para bloquear los pasillos interiores pero bisoño para guardar la posición y conceder ventajas a la línea de mediapuntas rival. Zdjelar fue el sostén de la campeona, lúcido para interpretar el curso de la jugada, bloqueó infinidad de transiciones ofensivas peligrosas sin necesidad de recurrir a la falta. Toca con premura y simplicidad y encuentra a compañeros alejados con su destreza en el desplazamiento largo. Weigl se mostró como un volante mixto con buena capacidad de posicionamiento y elegancia a la hora de llevar el cuero a las bandas sin retener el balón en sus pies. Su intermitencia lastra un rendimiento que todavía no le permite asumir el timón del equipo con plenas garantías.

Gastón Pereiro: 11/6/1995
Gastón Pereiro aglutina inteligencia entre líneas y pegada. Académico en los controles, exprime su envergadura para agregar a su buen golpeo desde media distancia otra baza anotadora. Impertérrito en la finalización de las jugadas, suple con agilidad mental y habilidad en su pierna izquierda la falta de explosividad en carrera. Obligado a hacer las maletas antes que sus compañeros debido a una lesión, a Stendera le dio tiempo a exhibir su precisión a balón parado, su habilidosa conducción en carrera y su potencia en la arrancada engalanada con su olfato goleador. Kalmar se confirmó como un mediapunta de gran capacidad técnica, excelente manejo de ambas piernas y astucia para emplear su estructura corporal cuando necesita conservar la posesión del cuero. Su envergadura le resta velocidad y necesita ganar en regularidad para marcar las diferencias.

Boschilia es un vertical mediapunta de extraordinario golpeo de balón. A diferencia de otras ocasiones, donde los costados eran su punto de partida, ocupó la zona central y, desde allí, certificó su buen manejo de las transiciones ofensivas, merced a su gran regate en carrera, y su olfato goleador. Aún con margen de mejora en la toma de decisiones. Yaw Yeboah reunió dinamismo, capacidad de desborde y habilidad para salir airoso de la presión en espacios reducidos. Se prodiga en el eslalon y define con sangre fría ante el portero, pero la irregularidad lastra su rendimiento. Iheanacho reúne creatividad y acierto goleador en una estética pierna izquierda capaz de servir dañinos envíos a la espalda de la zaga adversaria. Desequilibrante tanto desde el plano individual como desde el colectivo, necesita pulir su intermitencia. Un aspecto a mejorar también para Andreas Pereira, capaz de sortear rivales con suma facilidad escudado en su vistoso dribbling, así como de generar confusión a espaldas de la pareja de mediocentros y disparar con clase a las esquinas de la portería, pero excesivamente discontinuo y evasivo ante la pugna física.

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