2011
fue un año catastrófico para los aficionados de River Plate. Sumido en una
crisis deportiva e institucional muy profunda, la pesadilla del descenso se
hizo realidad después de que Belgrano derrotase a los rioplatenses en una
promoción dramática que finalizó con graves incidentes en el Monumental de
Núñez. Para terminar de empeorar las cosas, cuando iniciaban su travesía por el
infierno de la ‘B’, su eterno rival Boca Juniors volvió a celebrar un título
tras varias temporadas de sequía. Sin embargo, la delicada situación ha servido
para que el club ‘millonario’ se replantease su política deportiva y optase por
volver a sus orígenes tirando de la cantera, un prestigioso vivero que ha dado
al fútbol europeo innumerables talentos. Continuando esta estirpe histórica, el
próximo en cruzar el charco parecer ser Lucas
Ocampos.
Ocampos es un atacante que aúna unas condiciones físicas y técnicas difíciles de encontrar en
un chico de su edad. Espigado y
fibroso, no rehúye el contacto y sabe utilizar su cuerpo para proteger la
posesión del cuero y provocar faltas peligrosas. Versátil, se desempeña con soltura en las tres posiciones por
detrás del punta, pero se siente más
cómodo partiendo desde el flanco izquierdo. Así consigue atraer a su marcador y dejarlo atrás con una diagonal que
suele ser el preludio de un disparo con destino al palo largo del portero.
Muy potente en la zancada, resulta
muy difícil de frenar cuando arranca con espacios y sus características le
convierten en un futbolista idóneo para
apostar por el contragolpe. Siempre muestra
mucho desparpajo aunque debe mejorar en la toma de decisiones.
Atesora un gran golpeo de balón, es capaz de
combinar la fuerza del disparo desde fuera del área con la precisión que
le imprime a sus centros tras encarar a su marcador. Domina el juego aéreo, puesto a que su talla añade una
extraordinaria capacidad de salto. Bien dotado a nivel técnico, debe mostrar
mayor regularidad. Dinámico, aunque es un atacante que destaca por la verticalidad de sus acciones
no renuncia a moverse por zonas centrales para asociarse y filtrar pases a la
espalda de la zaga rival. Intenso en el esfuerzo, su buen fondo físico le
permite ayudar en labores defensivas. Poseedor
de una buena conducción de balón en carrera, regatea con facilidad y maneja
ambos perfiles, lo que le aporta un plus de imprevisibilidad cuando encara
a su par.
Nacido el 11 de julio de 1994 en la ciudad argentina de Quilmes, Lucas Ariel Ocampos, como muchos otros niños
argentinos, vivió una infancia humilde. Se crió dando patadas a un balón en los
potreros de su barrio e inició su proceso
formativo como futbolista en el club de su ciudad. En la entidad
‘cervecera’ comenzó en la demarcación de
lateral derecho, pero no tardó en adelantar su posición hasta la medular.
Allí, su buen hacer en el apartado
ofensivo le impulsó hacia un nuevo cambio posicional, reconvirtiéndose en
delantero. Una vez asentado como referente goleador atrajo la atención de
los técnicos de la federación argentina.
Con la selección albiceleste sub-15 acudió al
sudamericano de la categoría en Bolivia. En
el país andino las cosas no funcionaron
a nivel colectivo, pero Ocampos mostró un gran rendimiento a lo largo del
torneo. Fue entonces cuando los grandes equipos de su país se lanzaron
definitivamente a su contratación. River
Plate ganó a su eterno rival Boca Juniors en la dura pugna por hacerse con sus
servicios. En el elenco ‘millonario’ pronto comenzó a destacar, formando un
tridente de gran nivel con Lucas Pugh y Federico Andrada. Una sociedad ofensiva
que se repetiría en el combinado nacional sub-17.
En el
sudamericano de la categoría, Argentina no pudo superar a Brasil pero consiguió
el billete para el Mundial y dejó sensaciones esperanzadoras. En esa nómina de
jóvenes promesas destacaron sobremanera Andrada y Ocampos, las grandes perlas
de las divisiones inferiores del club rioplatense. Unos meses más tarde, en el Mundial sub 17 disputado en México,
el navío argentino naufragó a las primeras de cambio y ni siquiera Ocampos pudo
brillar, arrastrado por la dinámica negativa de sus compañeros.
UN PASO ATRÁS PARA DAR DOS HACIA DELANTE
Sin
embargo, la decepción por su mal papel
en territorio azteca pronto cayó en el olvido con su ascenso a la primera
plantilla del club de Núñez. Almeyda, técnico de River Plate tras el
descenso, se llevó a varios jóvenes para observarles más de cerca en
pretemporada y quedó maravillado con las condiciones de Lucas Ocampos. Desde el primer momento confió en él y no
le tembló el pulso a la hora de otorgarle la titularidad en el primer encuentro
liguero. Lo hizo, además, situándole como volante izquierdo, una demarcación
nueva para él. “Nunca jugué en esa posición, siempre fui delantero, pero en la
pretemporada me preparé bien en lo que es el ida y vuelta y en la marca”
aseguró Ocampos respecto a su lugar en el terreno de juego.
Cuando Matías Almeyda fue cuestionado por los periodistas acerca de las habilidades de su joven pupilo, ‘El Pelado’ fue tajante: “Ocampos es un crack, el
futuro de River está ahí”. Unos halagos que el quilmeño refrendó con
esfuerzo, descaro, asistencias y goles. De hecho, ya es el segundo artillero del conjunto ‘millonario’ y se está
convirtiendo en pilar fundamental en la buena marcha del equipo. Por ello,
pese a que aún no ha alcanzado ni la mayoría de edad, ya ha despertado el interés de prestigiosos clubes europeos. Chelsea, Manchester
City, Liverpool, Bayern o Inter siguen de cerca sus evoluciones y ya han
comenzado la carrera por conseguir su fichaje.
Daniel Passarella, presidente de River Plate, asegura que su joven estrella no saldrá por menos de catorce millones,
puesto que la entidad rioplatense solamente ingresaría el 50% de su traspaso. Admirador de Cristiano Ronaldo, con quien
la prensa le compara por su potencia física y sus durísimos disparos desde
media distancia, sueña con jugar algún
día en España o Italia pero es consciente de que tiene mucho que mejorar.
Su carrera no ha hecho con más que comenzar.
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