Juego
asociativo, intercambio de posiciones, movilidad permanente y fluidez en la
circulación de balón. Varios conceptos que desembocan en el pase como elemento
dañino, una alternativa tan distinta como difícil de alcanzar para llevar la
iniciativa en un encuentro. Son premisas indispensables en el libreto
futbolístico de Brendan Rodgers, que no olvida el vértigo de los costados para
poner en jaque a la zaga rival. Todavía buscando imponer su sello en Anfield,
el técnico norirlandés encontró un grave problema con la ausencia de extremos.
Con Downing en baja forma y Borini en proceso de adaptación, Raheem Sterling irrumpió con fuerza en
los últimos partidos y ya se ha convertido en el nuevo ídolo de The Kop.
Sterling es un escurridizo
extremo que destaca por su tremenda verticalidad. Muy descarado, encara
constantemente a su par con un alto porcentaje de éxito. Potente en la
arrancada, su cambio de ritmo provoca que sea demoledor cuando cuenta con
espacios por delante, siendo un jugador muy adecuado para portar el cuero en
los contragolpes merced a su buena conducción de balón en carrera. Rapidísimo
en el giro, aunque aún se precipita en los controles sabe dejar atrás a su
marcado por su inteligencia en la recepción del cuero. Con salida por ambos
perfiles tras el regate, resulte imprevisible cuando encara con el balón
controlado.
Explosivo
en carrera, reta una y otra vez al lateral, sometiéndole a un duro esfuerzo
físico. Descarado por naturaleza, su correcto manejo de todas las superficies
del pie derecho provoca que ofrezca un alto rendimiento escorado al costado
izquierdo. Voluntarioso en labores defensivas, sus excelentes condiciones
físicas le permitan ayudar a su lateral pero aún le falta disciplina en el
repliegue y adquirir mayor fortaleza muscular. Poseedor de un buen disparo
desde media distancia, está bien dotado técnicamente y sabe buscar los ángulos
para hacer daño al portero pero debe pulir su individualismo para tomar la
decisión más provechosa colectivamente. Incisivo de cara a la portería rival,
aunque aporta en la faceta goleadora pero también es preciso y generoso en la
asistencia.
Raheem
Shaquille Sterling nació en Kingston, la capital jamaicana, el 8 de diciembre
de 1994. A los cinco años emigró junto a su madre a Inglaterra y apenas uno
después ingresó en la academia del West Ham, considerado el entramado formativo
más prestigioso de Inglaterra. En 2003 se enroló en las filas del Queens Park
Rangers y no tardó en convertirse en la estrella de la cantera del club
londinense, a pesar de enfrentarse, semana tras semana, a chicos que le
superaban en edad de manera notable. Siete temporadas en el club de Loftus Road
le sirvieron para atraer la atención de todos los grandes conjuntos de la
Premier League.
El
Liverpool se quedó prendado de sus excelentes condiciones y no dudó en
asegurarse sus servicios previo pago de 60000 euros, una cifra muy alta para un
chico de apenas 15 años. El pequeño extremo no tardó en responder a las
expectativas y justificó el desembolso erigiéndose en la estrella de la factoría
de Melwood. Apenas un mes de llegar a la orilla del Mersey, Roy Hodgson le
reclutó para hacer la pretemporada con el primer equipo e incluso le hizo
debutar en un amistoso ante el Borussia Mönchengladbach. Cuando llegaron los
duelos oficiales, siguiendo la coherencia Sterling volvió a la academia y
continuó maravillando en el campeonato sub-18.
Con la
destitución de Hodgson y la llegada de Dalglish al banquillo de Anfield, el
veloz Raheem regresó a la palestra. Una plaga de lesiones provocó que en la
primera plantilla provocó que el técnico escocés citase a la perla de origen
jamaicano para un choque de Europa League aprovechando un parón escolar. No
debutó pero fue la primera vez que llamó la atención de la prensa
internacional, asombrada por su fulgurante ascensión. Su buen hacer en el
proceso en la fase clasificatoria del Europeo sub-17 así como en la fase final
de esa competición fue el preludio de su excelente actuación en el Mundial de
la categoría disputado el verano de 2011 en México. En territorio azteca fue el
más destacado de unos pross que no
pudieron superar la barrera de los cuartos de final.
LA NEXT GENERATION SERIES COMO ESCAPARATE
Pese
al sabor agridulce de la cita mundialista, la temporada pasada continuó con su
meteórica progresión. Además de brillar en el campeonato reserva inglés también
mostró su potencial por todo el continente, ya que dejó gratas sensaciones en
la Next Generation Series, una especie de Champions League juvenil en la que el
Liverpool se quedó a las puertas de la final con Sterling como estandarte
ofensivo. Aunque en lo deportivo todo eran buenas noticias, antes de su debut
como profesional fue salpicado por un escándalo extradeportivo. En un breve
lapso de tiempo dejó embarazadas a dos chicas y los tabloides hicieron escarnio
con su figura.
A
Dalglish no le importó ese discutible comportamiento fuera de los terrenos de
juego y le dio la oportunidad de estrenarse en la Premier League. Fueron
solamente unos minutos contra el Wigan que iban a repetirse semanas después
ante el Fulham. Dos compromisos ligueros que finalizaron con intrascendentes
derrotas para los reds en Anfield, un
templo futbolístico que contempló contrariado los primeros pasos de su precoz
perla. Con la llegada de Brendan Rodgers al Liverpool se habría una
interrogante con la joven perla. “No juzgo a la gente por su condición, por lo
que son o por lo que han hecho, sino por lo que veo” aseguró el ex técnico del
Swansea.
Sterling
gozó de varias oportunidades en esta pretemporada aprovechando el apretado
calendario de su equipo con las rondas previas de Europa League. No obstante,
el técnico norirlandés pensaba enviar cedido a su joven extremo para adquirir
experiencia en un club más modesto, pero su exhibición ante el Hearts provocó
que su entrenador volviera a plantearse la decisión de enviarle cedido. En
busca de disipar sus dudas, Rodgers le volvió a otorgar la titularidad frente
al Manchester City. Lejos de acusar la presión, el rapidísimo extremo volvió a
cuajar una actuación sobresaliente y convenció definitivamente a su técnico
para permanecer en Anfield. “Para ser un chico de 17 años y haber jugado ante
los campeones, hizo un partido fantástico, pero tiene mucho recorrido y debe
ser muy persistente en el trabajo”, palabras de Rodgers, el hombre encargado de
dar el impulso a la carrera de su talentoso velocista.
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