En el
fútbol actual cada vez quedan menos jugadores que se mueven por el amor a unos
colores sin sucumbir a la tentación de los grandes contratos millonarios para
cambiar de club, aunque tengan que mudarse rumbo a un campeonato de menor
enjundia. En esa tesitura de fidelidad a una entidad, los canteranos
representan el último halo de esperanza. A principios del mes de septiembre La
Gazzetta dello Sport publicaba el salario de todos los jugadores de la Serie A
italiana y muchos se sorprendieron al comprobar que el futbolista peor pagado
de toda la competición era Alessandro Florenzi, una de las sensaciones en este
inicio de campaña.
Florenzi es un
centrocampista llegador con mucha intuición para atacar los espacios desde
segunda línea. Poseedor de un buen disparo desde media distancia, su
atrevimiento para buscar la portería unido a su precisión en el remate al
primer toque permiten que sorprenda con frecuencia al guardameta rival. Oportunista
para aprovechar errores o indecisiones de los zagueros, es un jugador con mucho
recorrido que no escatima en dinamismo aunque esa voluntad de aparecer tanto en
acciones ofensivas como defensivas pueda jugarle malas pasadas en lo que a
dosificación de esfuerzos se refiere. Aunque no asume un rol protagónico en la
distribución de juego, ayuda a iniciar la jugada de su equipo ofreciendo líneas
de pase a sus compañeros. Aseado en el toque de balón y con buen manejo de
ambas piernas, su rapidez le beneficia a la hora de ejercer como nexo en las
transiciones.
Versátil
por antonomasia, se adapta a cualquier posición de la medular e incluso cumple como
lateral de emergencia pero da lo mejor de sí acompañado por dos hombres en el
centro del campo. De carácter aguerrido, es un futbolista intenso, de los que
sorprende por la vitalidad que desprende en sus acciones. A pesar de su escasa
envergadura genera mucho peligro con sus testarazos gracias a su destreza para
mantenerse en el aire y su académica técnica de remate. Disciplinado en el
plano táctico, bascula correctamente de forma diagonal y realiza con eficacia
las coberturas al lateral de su zona. Gran ejecutor de las jugadas a balón
parado, es un centrocampista muy completo, sacrificado para ayudar en labores
defensivas y con voluntad para sumarse al ataque. Es el corte de jugador que
cualquier entrenador desea para su equipo.
Alessandro
Florenzi nació el 11 de marzo de 1991 en la capital italiana y se crió en el
barrio romano de Vitinia. Desde muy pequeño se ilusionó dando patadas a un
balón y sus padres deciden fomentar esa pasión enrolándole en la disciplina de
la escuela futbolística Axa Calcio. Un año más tarde se muda al Acilia San
Giorgio, permaneciendo tres temporadas hasta que en el año 2000 ingresa en las
categorías inferiores del AS Lodigiani 1972, club de mayor prestigio en el que
continuó con su prometedora progresión hasta los once años. Hincha de la Roma
desde niño, su sueño se convirtió en realidad cuando los ojeadores de la
entidad gialorossa se fijaron en él
para reforzar su cantera.
Llega
a Trigoria cargado de ilusión y con todas las ganas de devolver la confianza a
quienes apostaron por él pero su baja estatura hizo dudar a algunos en sus
primeros meses como jugador del club de sus amores. Tras verse respaldado por
pesos pesados de la dirección deportiva como Bruno Conti, Florenzi se sacude la
presión y empieza a exhibir todo el juego que lleva dentro, convirtiéndose en
uno de los líderes de una generación romanista
que deleitó a todos los que seguían de cerca el fútbol de cantera italiano pero
que, por una razón o por otra, se quedaba a las puertas de los títulos. En la
campaña 2009/2010 el Genoa comandado por un estelar El Shaarawy impidió que los
pupilos de Alberto De Rossi conquistasen el Campeonato Primavera.
Ese
mal trago colectivo se superaría la siguiente campaña con la consecución del doblete
en la categoría Primavera. Mediapunta
durante sus inicios, Florenzi retrasó su posición y adquirió brillantez en el
rol de regista. Reubicado en la base
de la jugada lidera a su equipo y se erige en pieza fundamental con catorce
goles para tocar las mieles del éxito. Alessandro era el capitán de ese
conjunto y su juego desató los elogios de la prensa especializado en la
competición de filiales y cuando su entrenador fue cuestionado acerca de su
extensión en el campo no dudó en definirle como “un jugador con el fútbol en la
cabeza”. Con ese aval, su salto al primer equipo parecía próximo y,
efectivamente, se produjo en las últimas jornadas de esa temporada.
Fue un
encuentro en el Olímpico frente a la Sampdoria durante las últimas jornadas de
una temporada poco halagüeña en la que Montella se hizo con las riendas del
equipo en el último tercio de la campaña. Apenas pudo disputar los minutos
finales pero fue una sensación muy especial para él pisar el estadio al que
tantas veces había acudido para animar al equipo. Lo hizo además relevando a
Francesco Totti, legendario capitán y uno de sus ídolos de infancia. Una vez
alcanzada la Serie A, el Campeonato Primavera
se le quedaba pequeño pero la competencia en el centro del campo gialorosso dificultaba que pudiese gozar
de minutos con asiduidad para continuar con su progresión.
EL VIVERO DE LA SERIE BWIN
El
cuerpo técnico decidió que una cesión a la división de plata del fútbol
italiano era la opción más acertada para dar un impulso a su carrera y
foguearse a nivel profesional. Su destino fue Crotone y la operación no pudo
ser más exitosa. Los problemas físicos que sufrían varios futbolistas
provocaron su debut nada más llegar como lateral de emergencia. Se estrena como
goleador en su debut y ya nunca más volvería a salir de las alineaciones del
conjunto rossoblu. Con la confianza de
Menichini se convirtió en la gran revelación de la campaña anotando 11 goles y
fue nombrado mejor jugador joven de la Serie Bwin. Su variedad goleadora,
recompensada con el galardón de mejor tanto de la competición por una bella chilena,
provocó su llegada a la selección italiana sub-21, combinado en el que
actualmente es pieza fundamental.
Tras
su espectacular rendimiento en la región de Calabria, el Crotone ejecuta su
opción de compra sobre él pero la Roma hace lo propio ejerciendo su derecho de
recompra para darle la oportunidad que tanto había esperado en el primer
equipo. Comparado con Marchisio por su facilidad para llegar desde segunda
línea, la llegada de Zeman al banquillo giallorosso
supuso el espaldarazo definitivo para su estancia en la capital italiana.
Después de pasar el debut liguero en el banquillo, ha logrado hacerse con la
titularidad y conservarla en los siguientes encuentros a base de goles y buenas
actuaciones. Ya ha llegado a un acuerdo con la directiva para revisar su
contrato y sus emolumentos pasaron desde los 30000 euros anuales hasta los
500000. Alessandro está cumpliendo el sueño de su niñez y no quiere que nadie
le despierte.
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