La
pasada semana se disputaron los enfrentamientos decisivos para determinar los
participantes del Europeo sub-21 de 2013 y, a excepción de Francia, todas las
selecciones poderosas han sellado su presencia en Israel para disputar el
certamen el próximo mes de junio. La competición estará plagada de favoritos.
España, Holanda, Alemania, Italia e incluso una Inglaterra que tiene una deuda
pendiente con la competición. Subcampeones en la edición de 2009, los pupilos
de Pearce protagonizaron la sorpresa negativa al caer eliminados en la fase de
grupos del verano pasado. Actualmente, el técnico ha solapado a dos
generaciones en las que se mezclan jugadores que amenazan con estancarse en su
progresión con otros que emergen con fuerza pese a su inexperiencia en la
máxima categoría. A esta última corriente pertenece una de las revelaciones de
la división de plata del fútbol inglés, Thomas Ince.
Tom Ince es un
habilidoso e incisivo extremo capaz de ofrecer un amplio caudal de profundidad
a los ataques de su equipo. Bien dotado a nivel técnico, demuestra finura a la
hora de conducir el cuero y es dañino como una daga cuando inicia la arrancada.
Maestro del amago y la finta, le gusta jugar al gato y al ratón, engañando con
facilidad al lateral cuando decide retarle en el uno contra uno. Descarado como
pocos, atesora un gran regate en corto y no necesita espacios para generar
desequilibrios. Impredecible por momentos, su salida por ambos perfiles tras
encarar es completada de manera extraordinaria por su acierto para continuar la
jugada, ya que aúna precisión en los centros al área, buen disparo desde media
distancia y verticalidad cuando decide trazar la diagonal. Aún guadianesco,
peca de discontinuidad en su rendimiento y puede encadenar largos períodos sin
interaccionar con el cuero.
Imaginativo,
aunque tiende a la jugada individual también está capacitado para encontrar los
recovecos en el entramado defensivo rival con su buena visión de juego en las
cercanías del área rival. Lejos de constituir su velocidad un hándicap, no posee la misma explosividad
que otros extremos de su país pero lo canjea por un impetuoso cambio de ritmo
que castiga a los zagueros con dificultades en el giro. Inteligente en la
recepción, sabe sacar provecho de su primer toque pero en algunas ocasiones su
destreza en el primer toque le empuja a una relajación que desemboca en la
pérdida de la posesión. Muy versátil, se siente más cómodo partiendo desde el
costado derecho, a banda cambiada, pero cerca de la banda izquierda aprovecha
sus centros certeros e incluso se muestra agudo entre líneas por detrás del
delantero.
Thomas
Christopher Ince nació el 30 de enero de 1992 en Stockport, población del
distrito metropolitano de Manchester. Allí pasó sus primeros años de vida, ya
que su padre Paul se desempeñaba a las órdenes de Alex Ferguson como
centrocampista del Manchester United. Contagiado por la pasión de su
progenitor, el pequeño Tom inicia su andadura futbolística en el modesto
Tranmere Rovers. Llama la atención por su habilidad y despunta entre sus
compañeros, por lo que atrae la mirada de los ojeadores al servicio de los
grandes equipos de su país. Así, sin alcanzar todavía la adolescencia recala en
las categorías inferiores del Liverpool.
En
Melwood sigue con su ilusionante progresión y escala con agilidad los peldaños
en la cantera del conjunto red sin
pasar desapercibido para los ojeadores de la federación inglesa. Recibiendo
elogios de los encargados juveniles del club de Anfield aunque también con
algunos vicios adquiridos como la irregularidad se planta en la antesala del
primer equipo. Su destacado papel en el campeonato reserve y el denso calendario inglés le otorgan la oportunidad de
estrenarse a nivel profesional a comienzos de la temporada 2010/2011. Sin
embargo, la experiencia esconde un sabor agridulce. Comprueba en primera
persona la atmósfera inefable de The Kop pero durante los quince minutos que
salta al terreno de juego no consigue hacer nada para evitar la sonrojante
eliminación de la Carling Cup a manos del humilde Northampton Town.
Lo que
no muchos presagiaban era que ese cuarto de hora disputado en la prórroga del
enfrentamiento copero iba a convertirse en los únicos minutos disputados con la
primera plantilla del conjunto del Mersey. Como muchos jóvenes ingleses, pactó
con el club una breve cesión para foguearse en los campos de las divisiones
inferiores del fútbol profesional y partió hacia el Notts County. En Nottingham
su evolución fue tutelada por un técnico que a buen seguro le iba a seguir de
cerca, su padre Paul. Con la confianza de su referente paterno Tom dejó
destellos de su talento, ganándose el afecto de la hinchada del Meadow Lane. A
comienzos de 2011 regresó a Liverpoool, donde volvió a encontrarse con el mismo
escenario que había cuando decidió hacer las maletas de forma temporal.
HAY VIDA MÁS ALLÁ DE ANFIELD
Tom
continuó militando en el equipo reserva esperando la llamada del plantel
profesional pero el anhelado ascenso nunca se produjo. Kenny Dalglish tomó las
riendas de la nave a la deriva que heredó de Hodgson y dio confianza a varios
jóvenes pero no se acordó del habilidoso atacante de apellido ilustre. Martin
Kelly, Spearing, Shelvey e incluso Sterling recibieron el respaldo del ex
ariete escocés, lo que terminó de agotar la paciencia del hijo de Paul. El club
le ofreció renovar su contrato pero Thomas desechó la opción y decidió
continuar su carrera lejos de Anfield. “Dejar un club como el Liverpool podría
asustar a muchos jugadores, pero con 19 años un jugador debe estar en el campo
regularmente” declaró en referencia a su llegada al Blackpool.
En
Bloomfield Road tardó unos meses en consolidarse como pieza inamovible dentro
de las alineaciones de Ian Holloway, pero cuando lo logró fue la mejor noticia
para los aficionados seasiders. Su
juego descarado, sus asistencias y sus goles fueron uno de los mejores
argumentos para que el Blackpool se clasificase para el playoff de ascenso, en
cuya final un tanto suyo no fue suficiente para derrotar al West Ham. Recibió
ofertas de varios conjuntos de la Premier League pero decidió quedarse para devolver
a la élite del fútbol inglés al entrenador que confió en él.
En
estos dos meses de competición se ha convertido en el futbolista más destacado
de la Championship, se ha consolidado en la selección sub-21 y Ferguson piensa
en él para reforzar el ataque de los red
devils. El interés del técnico escocés ha reactivado las comparaciones del
extremo con su progenitor, pero Tom sabe afrontarlas con profesionalidad. “Mi
padre ha tenido una carrera increíble y siempre me ha dado muchos consejos.
Después de haberlo visto tantas veces con la camiseta de Inglaterra le dije que
quiero llegar donde lo hizo él y hacerlo incluso mejor. Este es mi objetivo”.
El reto es mayúsculo pero por el momento sigue el camino correcto para
conseguirlo.
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