lunes, 24 de diciembre de 2012

MARQUINHOS

En un contexto en el que la pizarra prima sobre el talento y el encorsetamiento táctico sobre el talento individual, Zeman representa un oasis en el desierto, un nostálgico fascinado por los colores castigado por una actualidad de tonos grisáceos. Fascinado por la velocidad y el ataque en tromba, su libreto futbolístico es un rara avis en la cuna de los gladiadores. Ser defensa en un equipo dirigido por el técnico checo es realizar un cursillo acelerado sobre cómo gestionar situaciones de riesgo permanentemente. Su inamovible y dinámico 4-3-3 convierte los encuentros en un correcalles, un intercambio de golpes en los que las zagas deben vivir en alerta permanente para que su equipo no se vea relegado en el marcador.

Como último detonante, la vocación ofensiva de los laterales expone aún más a los integrantes del eje de la zaga, que se ven abocados a subsistir en un contexto frecuente de inferioridad numérica, obligándoles a afinar su criterio en la lectura de juego para frenar las transiciones. Demostrar ese rigor interpretativo sobre el césped no es tarea sencilla cuando apenas se ha llegado a la treintena de partidos como profesional. Si a eso se le suma la dificultad añadida de llegar a un nuevo continente, a un país desconocido con un estilo de juego prácticamente opuesto, la magnitud del reto es titánica y está al alcance de muy pocos salir indemne de ese desafío. Sin embargo, contra pronóstico de muchos escépticos, Marquinhos sí lo está logrando en la capital italiana.

Marquinhos es un disciplinado central muy inteligente en la lectura de juego. Concentrado durante los noventa minutos y atento para realizar las coberturas, demuestra capacidad anticipativa pero no renunciar a improvisar una solución sobre la marcha cuando es encarado. Valiente al tackle, a pesar de la vehemencia con la que se emplea no es un central frecuentemente amonestado y demuestra precisión en sus entradas, orientándose de manera correcta para ganar la partida a su marcado cuando le reta en el uno contra uno. Un zaguero veloz, todavía con margen de mejora en el achique, al que no le penaliza actuar con la línea defensiva adelantada, permitiendo a su equipo establecer una fuerte presión en campo contrario. Capacitado para ofrecer una aseada salida de balón, bate la primera línea de presión en conducción con naturalidad, sin dificultades ni adornos.

Ágil de piernas para acudir al cruce, es rápido en el giro y exprime bien su potencia en carrera lateral. Una destreza en la lateralidad que le hace casi inexpugnable a la hora de abortar el peligro procedente de los costados. Con criterio para leer acertadamente los movimientos de los delanteros, no le asusta abandonar la zona central para desplazarse a los costados y desarticular los contragolpes rivales. Aguerrido en la presión, su belicosidad le proclama vencedor de numerosas disputas físicas pero aún debe fortalecerse en el apartado muscular para afrontar esas batallas con plenas garantías. Temperamental, sabe hacerse notar en la estrategia, ya que su potencia de salto y su formación en el testarazo le convierten en un bastión dentro de las jugadas a balón parado de ambas áreas. Sus magníficas condiciones físico-técnicas hacen prever su conversión en un excelente general de la retaguardia.

Nacido el 14 de mayo de 1994 en la ciudad brasileña de Sao Paulo, Marcos Aoas Correa comenzó a labrar su futuro en el mundo del fútbol cuando a los ocho años de edad ingresó en las categorías inferiores del Corinthians. En el país carioca, templo mundial del balompié callejero, cuna inagotable de funambulistas del esférico, el rápido Marquinhos decidió emplazarse en la parte trasera del terreno de juego, demostrando que el país de la samba también puede producir excelentes zagueros a pesar de la preponderancia ofensiva de jugadores y técnicos.

Quemando peldaños en la cantera del timao llegó hasta la adolescencia, cuando sus cualidades atrajeron la atención de los técnicos de la federación verdemarela. Su posicionamiento, sus acertados cruces y su capacidad liderazgo le concedieron el brazalete en los distintos equipos de la escuadra paulista por los que fue escalando. Un status de capitán que mantuvo en la selección brasileña, con la que levantó el trofeo de campeón del Sudamericano sub-17 a comienzos de 2011. Aquel combinado, en el que brillaron otros jóvenes con un magnífico porvenir como Adryan o Lucas Piazon, no pudo repetir el triunfo final en el Mundial de la categoría disputado en México, ya que en territorio azteca fueron derrotas en semifinales por Uruguay, a la postre subcampeones del certamen.

PUGNANDO POR SU LUGAR ENTRE ÉXITOS COLECTIVOS
Pieza capital en la consecución de éxitos colectivos en el club paulista como la conquista del Mundial de Clubes juvenil disputado en Madrid, el sacrificio y cariz jerárquico de Marquinhos encontró su recompensa cuando Tite decidió efectuar su ascenso al plantel profesional. 2012 fue el año del comienzo de un bonito sueño cumplido, el de su consolidación en la élite del fútbol brasileño. El Paulistao, campeonato estadual de la región en la que se sitúa el Corinthians, le sirvió como fogueo y en el Brasileirao pudo demostrar, aunque a cuentagotas, sus destellos de gran central que llamaron la atención de los ojeadores europeos.

Preseleccionado para los JJOO de Londres del pasado verano, el bisoño Marquinhos llegó a la AS Roma con la fórmula de la cesión con opción de compra si disputaba más de ocho partidos oficiales durante más de 45 minutos (una cifra que ya ha superado en la actualidad). Llegó a la capital italiana sin hacer ruido, eclipsado por el magnífico rendimiento en la Copa Libertadores de su compatriota Leandro Castán, pero el desastroso desempeño defensivo del conjunto romano en el encuentro frente a la Juventus le abrió las puertas de la titularidad. Una plaza en las alineaciones que desde entonces no ha dejado de aprovechar.

Su seguridad y saber estar dentro del terreno de juego ha desatado los elogios de prensa, técnicos y compañeros. “Se está mostrando muy sólido y no está cometiendo errores. Puede llegar a convertirse en un superclase, tiene talento y sabe moverse. Será importante para la Roma” declara Zdenek Zeman, especialista en pulir jóvenes perlas, en relación a su prometedor zaguero. Su progresión en Italia es tan rápida como su carrera lateral, algo que sorprende incluso hasta al propio joven brasileño. “Cuando llegué tenía sueños y quería disponer de oportunidades. Lo que no pensé es que todo fuese a ocurrir tan rápido”, declara. Su compañero habitual en el eje de la zaga lo tiene claro: “Marquinhos será un campeón. Puede ser igual de bueno que Thiago Silva”. Las expectativas son altísimas pero atesora condiciones para llegar a cumplirlas. Como afirman en Italia é un predestinato. El Mundial de 2014 es su objetivo en el horizonte.


1 comentario:

Cristian dijo...

Me interesa mucho aprender sobre futbol y por eso disfruto de ver y leer distintas notas deportivas, sobre todo de futbol Europeo. Me encantaría poder viajar y disfrutar de ver a distintos equipos como el Barcelona o el Milan. Deberia conseguir un buen seguro de viaje europa para no tener problemas alli