Vender
para sobrevivir económicamente sin descuidar la búsqueda de nuevos talentos que
le permitan mantener su competitividad en el plano deportivo. Ese es el primer
mandamiento de los clubes modestos y los argentinos, viveros sobreexplotados de
jóvenes talentos, no escapan de ese dictamen. Con los dos gigantes del país
(River Plate y Boca Juniors) inmersos en una inestabilidad institucional que
repercute negativamente en los resultados clasificatorios, los ojeadores
europeos han desviado su atención a otros conjuntos del país que han alcanzado
las mieles del éxito gracias a una cuidadosa planificación cimentada en la
estabilidad del cuerpo técnico.
El
mejor ejemplo es Vélez Sarsfield, equipo copero de Argentina por excelencia en
el último lustro, capaz de mantener un alto porcentaje de victorias pese a
exportar al viejo continente a sus mejores jugadores año tras año. Maxi
Moralez, Augusto Fernández, Otamendi o Santiago Silva decidieron cruzar el
charco e incluso Juan Manuel Martínez decidió probar fortuna en el campeonato
brasileño enrolándose en las filas del Corinthians. Sin embargo, Gareca mantuvo
a sus jugadores cohesionados, alcanzó la regularidad necesaria para salir
campeón y logró engordar las vitrinas del club de Liniers con la consecución
del Torneo Inicial Eva Perón. Buena parte de culpa de ese éxito la tiene el
olfato goleador de Facundo Ferreyra, destinado a ser la próxima
gran venta a Europa del club bonaerense.
Ferreyra es un
ariete voraz, un depredador nato que vive por y para el gol. Confiado en su
capacidad de remate, en su manera de entender el juego no hay lugar para la
duda, arma con celeridad el disparo en busca de sorprender al guardameta. Un
toque con el pecho o un control orientado se convierten en argumentos
suficientes para generar una ocasión de peligro. No sigue las pautas de los
atacantes ‘modernos’ que participan en la elaboración de juego ofensivo y
continúa la estirpe de ‘nueves’ clásicos, aquellos que obtienen réditos del
correcto posicionamiento dentro del área rival, aprovechando cualquier error de
la línea de zagueros para perforar las redes. Inteligente a la hora de moverse
en las cercanías del marco rival, sabe crear incertidumbre aprovechando el
hueco entre el lateral y el central, buscando el costado de este último.
A
primera vista no llena el ojo por el trato que ofrece al cuero, incluso puede
dar la apariencia de jugador tosco, pero sabe ganarse el respeto de compañeros
y adversarios por su efectividad. No atesora facilidad asociativa, no es fino
en el toque e incluso peca de desconexión en algunas fases del partido, sin
embargo cuenta con algunos automatismos muy beneficiosos para el colectivo.
Valiente para acudir al choque, intenta sacar provecho de su envergadura en las
disputas aéreas y se muestra generoso en el esfuerzo a la hora de dificultar la
salida de balón. Aún impreciso en los controles, no destaca por su velocidad
aunque intenta aguantar el pulso con su marcador en carrera escudándose en la
potencia de su zancada. Académico en el juego de espaldas, favorece la
incorporación de centrocampistas desde segunda línea. Ejerce como hombre boya,
representa un desahogo para su equipo cuando sus compañeros solamente pueden
eludir la presión a base de juego directo.
Facundo
Ferreyra nació en la ciudad bonaerense de Lomas de Zamora el 14 de marzo de
1991. ‘Chucky’ ,como le apodaron sus abuelos en recuerdo del muñeco diabólico
por las travesuras que protagonizaba en su infancia, inició su idilio con el
esférico cuando apenas había cumplido los seis años, ingresando en la escuela
de fútbol de Banfield. Allí, salvo una breve estancia en el Club Olimpia de su
región natal, completó toda su formación futbolística hasta que vio cumplido el
sueño de convertirse en jugador de primer nivel. Su estreno con la primera
plantilla llegó a finales de 2008, sin haber alcanzado aún la mayoría de edad.
Burruchaga le dio la oportunidad de ingresar al terreno de juego en la segunda
mitad y el joven ariete demostró su olfato goleador con el tanto del empate en
la recta final del encuentro.
Su
primer contacto con la élite del fútbol argentino fue halagüeño y esperanzador
pero, como es lógico para un joven que aún acusa la bisoñez competitiva, su
consolidación en la primera plantilla del Taladro no fue tarea sencilla. Ya con
Falcioni en el banquillo verdiblanco, Ferreyra encontró en Seba Fernández y
Santiago Silva una competencia brutal y se vio condenado al ostracismo mientras
el club que le vio crecer salía campeón de Argentina, con Erviti y James
Rodríguez asistiendo de forma brillante a la dupla atacante uruguaya. Cuando
los delanteros charrúas abandonaron el club bonaerense, la joven promesa
goleadora del club adquirió el protagonismo que tanto anhelaba.
GOLEADOR DE RAZA
Empezó
a aparecer con regularidad en las alineaciones de Banfield, batiendo a los
guardametas con relativa facilidad, por ello su olfato no pasó desapercibido
para los técnicos de la federación albiceleste. A comienzos de 2011, fue
convocado para disputar el Sudamericano sub-20 en Perú. Comenzó el certamen
como suplente de Rogelio Funes Mori pero la falta de puntería del ariete de
River Plate terminó por impulsarle hacia la titularidad, dejando grandes
sensaciones y perforando la meta rival en cuatro ocasiones, alcanzando la
segunda posición en la tabla de goleadores encabezada por Neymar. Consolidado
como referente ofensivo de su generación, ‘Chucky’ no iba a poder mostrar la
misma pegada en el Mundial sub-20 disputado meses después.
Fue
una pequeña decepción que iba a ser el preludio de un golpe moral aún mayor.
Los malos resultados del club bonaerense iban a desencadenar en un catastrófico
descenso que nadie fue capaz de evitar. Aún así, no faltaron ofertas para
los jugadores más prometedores del
Taladro. Fruto del convenio que la entidad bonaerense mantiene con el Real
Murcia, Ferreyra estuvo a punto de aterrizar en España pero fue el propio
jugador quien desestimó la oferta para seguir progresando en su país natal.
Quedarse en la B Nacional sería un riesgo muy importante para su trayectoria,
así que decidió buscar un club que pelease por los títulos en Argentina.
Boca
Juniors y River Plate mostraron su interés por contratar sus servicios pero fue
Vélez quien consiguió su fichaje por voluntad del propio ariete, que no dudó en
definir al conjunto del Fortín como “un club
tan prestigioso que ofrece muchas posibilidades de progreso”.
Efectivamente, una aceleración en su progresión fue lo que se encontró a las
órdenes de Gareca. Pese a un comienzo discreto en lo que a guarismos se
refiere, Ferreyra supo ir de menos a más y sus trece goles fueron vitales para
que el club de Liniers lograse imponerse a todos sus rivales por el título. “Me
preparé toda la vida para lograr esto, llegar a ser goleador, campeón de un
equipo de Primera y vivir el momento más importante de mi carrera” declara el
halagado delantero. Numerosos conjuntos europeos le siguen la pista pero no
parece tener prisa por emigrar. La Copa Libertadores es el reto que más le
seduce.
1 comentario:
El reto está en no ser un juguete roto. Peligroso...
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