Cuenta
la leyenda que tras la muerte del rey Procas, su hijo Amulio usurpó el trono a
su hermano mayor Numitor, obligando a su hija Rea Silvia a ingresar en el
colegio de las vestales, condenada a una virginidad perpetua. Un castigo que
incumplió cuando tuvo dos niños fruto de su relación con el dios Marte. Rea
Silvia dio a luz a Rómulo y Remo, pero los tres fueron arrojados al río Tíber,
donde la madre no pudo sobrevivir. Algo que sí lograron los hermanos, salvados
milagrosamente y sacados del río junto al Palatino, donde fueron criados
amamantados por una loba y recogidos por un pastor del rey. Así crecieron hasta
convertirse en fundadores de la ciudad de Roma.
Extrapolando
la legendaria historia al panorama futbolístico romano actual, Totti representa
el espíritu de la loba que da de mamar a los cachorros que buscan fundar su
propia historia en el primer equipo giallorosso.
Desde que debutase en los comienzos de la década de los 90, numerosos jóvenes
prometedores se han forjado bajo su brazo protector, un regazo de líder
interminable que acoge a los recién llegados facilitándoles su adaptación tanto
dentro como fuera del terreno de juego. Enseña los colmillos a sus adversarios
y protege a sus crías, sustentando sus primeros pasos regalándoles asistencias.
El último integrante destacado de la manada también crece con paso firme bajo
su tutela. Todos le señalan porque su primera presa fue cazada gracias a las
habilidades de la eterna loba. Su nombre, Alessio Romagnoli.
Romagnoli es un
espigado central de gran temple y poderío aéreo. Su cara, al igual que su
estructura corporal, le delata. Aún está en pleno proceso de formación y su
desarrollo muscular está lejos de la perfección pero el choque, como buen titán
italiano, no es algo que le amedrente. Aprovecha su estatura para imponerse en
las alturas y aporta de forma notable en las jugadas de estrategia dentro de
ambas áreas. Además de aprovechar su envergadura, sabe engañar al marcador o
marcado para sacarle esa ventaja que le permite impactar con el cuero. Con
algunas carencias de velocidad derivadas de su físico, sabe posicionarse para
no verse perjudicado en los duelos individuales desde posiciones estáticas pero
aún adolece de la experiencia necesaria para elegir la solución más acertada en
algunos lances del juego, fruto de su bisoñez en el ritmo competitivo de élite.
Zurdo
de buen registro técnico, conduce el cuero de forma pulcra y bate la primera
línea de presión con elegancia y solvencia. Con la cabeza levantada, visualiza
bien todas las opciones de pase y no duda en utilizar su pie derecho sin mermar
en exceso su precisión cuando se ve obligado a ello. Sobriedad y eficacia,
elimina rastros de nerviosismo y es consciente de que la seguridad está
relacionada con el pragmatismo pero no es intrínseca a este. Con voluntad
anticipativa, aún comete errores vinculados con el timming de sus entradas pero demuestra valentía confiando en su
lectura de juego para provocar las pérdidas del rival. Sosegado para iniciar
los ataques de su equipo, acompasa bien sus movimientos con los de sus
compañeros de zaga y demuestra temperamento para ajustarse al funcionamiento
colectivo.
Nacido
en Anzio (una localidad cercana a la capital italiana) el 12 de enero de 1995, Alessio
Romagnoli creció en Nettuno iniciándose en el mundo futbolístico de la mano del
San Giacomo, modesto club de la región. Allí fue descubierto por el histórico
extremo giallorosso Bruno Conti, con
quien comparte el lugar en el que desarrolló su infancia. Proviene de una familia
humilde pero Giulio, su padre, siempre se desvivió por acompañarle a los
entrenamientos en Trigoria y traerle de vuelta a la casa familiar pese a las
dificultades económicas. Un esfuerzo que fue más ligero con la ayuda financiera
ofrecida por su ilustre paisano. Aficionado al beisbol y sin descuidar sus
obligaciones académicas, Alessio fue cumpliendo su sueño, abriéndose paso con
celeridad en los distintos escalafones de la cantera del club de sus amores.
Ubicado
en la parte avanzada del terreno de juego, llegó a la cantera romanista ejerciendo un rol ofensivo y
con Zinedine Zidane como referente. Sin embargo, los técnicos de la entidad
capitalina supieron vislumbrar sus aptitudes defensivas y fueron retrasando su
posición en el campo hasta consolidarle en el eje de la zaga. Allí se convirtió
en el mariscal, un zaguero espigado que se enfrentaba a rivales superiores en
edad pero no tanto en fortaleza, merced a su prematuro desarrollo físico. Su
determinación en el marcaje, su capacidad de liderazgo e incluso su facilidad
para intimidar al guardameta rival en jugadas de estrategia le convirtieron
desde sus inicios en uno de los talentos a seguir dentro del entramado juvenil
de la escuadra giallorossa.
Montella,
Stramaccioni o Alberto de Rossi fueron algunos de sus entrenadores más ilustres
y piezas claves para acelerar su meteórica progresión. Esas enseñanzas de
primer nivel (los dos primeros entrenan a grandes conjuntos de la Serie A
actualmente) le convirtieron en el zaguero versátil que escaló peldaños dentro
de las competiciones juveniles a velocidad de vértigo sin que su crecimiento se
mermase en los períodos de tiempo claves para desarrollar su formación.
Stramaccioni le ayudó a fortalecer su disciplina táctica y con Montella
adquirió automatismos básicos para defender en inferioridad numérica, fruto del
gusto por la apuesta ofensiva de l’aeroplanino.
Ávido para absorber todas las lecciones de sus tutores deportivos, a
Romagnoli no le otorgaban el brazalete de capitán por casualidad, como tampoco
era fruto del azar que vistiese la maglia
azurra en las diferentes categorías inferiores de la federación italiana.
Tras
convertirle en uno de los jugadores más jóvenes en firmar un vínculo
contractual como profesional para ahuyentar los intereses de otros equipos, la
pasada campaña llegó al conjunto
Primavera, a las órdenes de Alberto de Rossi, quien en un ejercicio de
cautela con su evolución decidió dosificar sus minutos de competición. Pese a
no disfrutar de una regularidad tan elevada como en años precedentes dejó
algunos destellos de su potencial y aportó su granito de arena para que su
equipo se coronase campeón de la Coppa Italia en su categoría. Al final de la
temporada su técnico no dudó en referirse a él como “el más joven del grupo,
pero de gran seriedad. Presta atención y quiere mejorar. Muy concentrado cuando
se le da la ocasión de jugar en los partidos importantes” afirmó valorando sus
condiciones.
Las
referencias de los técnicos de cantera eran óptimas, así como el respaldo de
Walter Sabatini, director deportivo, que no dudó en recomendar a Zeman su
ascenso al primer equipo. El técnico checo, siempre predispuesto a otorgar
confianza a las jóvenes promesas, le reclutó para realizar la pretemporada e
ilusionó con sus actuaciones en encuentros amistosos pero una inoportuna lesión
truncó sus esperanzas de luchar por un puesto con los centrales más
experimentados. Aún así, supo ser paciente y esperar la oportunidad para
estrenarse oficialmente como profesional. Fue el pasado mes de diciembre cuando
cumplió su sueño de pisar el Stadio Olímpico desde el pitido inicial en el
duelo copero frente al Atalanta. “En general prefiero hablar del colectivo,
pero esta vez quiero felicitarle. Ha estado muy bien y siempre lúcido”
declaraba Totti definiendo la actuación del bisoño zaguero.
Poco
más de una semana después volvió a gozar de unos minutos como solución de
emergencia para paliar la cartulina roja que vio Marquinhos en los compases
finales de la victoria frente al Milan. Tanto el brasileño como el romano eran
considerados por Zeman como el futuro del eje de la zaga romanista, pero hasta ahora nunca han coincidido en el rectángulo
de juego. Ya con Andreazzoli a los mandos de la nave, una lesión del ex central
del Corinthians volvió a abrir las puertas de la titularidad para el joven
formado en Trigoria. Panorama perfecto para mostrar su valía que Alessio no
desaprovechó. Cuajó una buena actuación engalanada con un preciso testarazo
para poner en ventaja a su equipo y desató los elogios de la prensa nacional.
Su
agente Federico Cavalli, ante esta situación, pide calma: “es un chico del 95,
muy serio. Un profesional ejemplar. Dejémosle crecer. Si un club importante te
pone en el primer equipo así de joven es porque lo mereces, por la seriedad y
el empeño. Pero ahora, Alessio pretende confirmarse, es un jugador de gran
futuro”. Escucha atento las indicaciones tácticas de Burdisso y los consejos en
la salida de balón del brasieño Castán en busca de mejorar día a día. Su
objetivo está claro, afianzarse en el Olímpico. Totti ya ha apadrinado a un
nuevo cachorro.
1 comentario:
Grandisimo blog amigo. Apenas lo "descubri" me estoy pasando por todas las entradas anteriores.
Muy buena investigación, buena elección de jugadores y mejor aún la elaboración de la entrada.
Felicidades y seguiré atento constantemente a tu blog.
Saludos.
Publicar un comentario