sábado, 18 de mayo de 2013

CHRISTIAN BENTEKE

Hubo un tiempo en el que el famoso Big 4 de la Premier League (Manchester United, Chelsea, Arsenal y Liverpool) parecía inamovible y alcanzar un billete para la Champions League se antojaba una empresa casi quimérica para cualquier otro conjunto de la élite del fútbol inglés. Antes de que los petrodólares desembarcasen en la parte skyblue de Manchester solamente el Aston Villa amenazó realmente con romper el statu quo de la cima de la clasificación. Dirigido por Martin O’Neil, el proyecto del conjunto de Birmingham rondó durante varias temporadas la cuarta plaza pero al no alcanzarla en ninguna de las ocasiones se vio abocada al fin de ciclo con la fuga de estrellas. Gareth Barry y Ashley Young hicieron las maletas para luchar por retos mayores en Manchester y los villanos iniciaron un proceso de involución que les ha sumido en la pugna por evitar el descenso. Atrás quedan los duelos en los que se miraba de tú a tú a los campeones. Ahora esos encuentros se saldan con goleadas en contra. El cielo es gris sobre Villa Park, pero en el horizonte se vislumbra un rayo de esperanza cuando lo sobrevuela Christian Benteke.

Benteke es un delantero de notables recursos para protagonizar y enriquecer los ataques de su equipo. Su poderío físico invita a buscarlo mediante el balón largo pero cuenta con mayor variedad de registros para no condicionar el desempeño de sus compañeros. Inteligente para moverse de espaldas al marco rival, protege  bien la posesión del cuero y favorece la llegada de los centrocampistas desde segunda línea. No es un ariete de gran peso pero sí estructurado muscularmente, lo que unido a su carácter belicoso provoca que nunca rehúse la pugna física con los centrales. Incisivo para atacar los espacios, aprovecha su potente zancada para castigar la espalda de los zagueros. La misma potencia de zancada que le permite sacar réditos al contragolpe, escudándose también en su habilidad para proteger el cuero en carrera.

Es un ariete voraz, de gatillo fácil, que no se lo piensa a la hora de armar la pierna y buscar la meta rival cuando recibe sin ser obstaculizado por su marcador. Siempre atento a los movimientos de sus compañeros de vanguardia, no se caracteriza por la finura de sus acciones con el cuero pero sí por la imprevisibilidad de sus definiciones. Diestro natural, más que perfil malo cuenta con pierna menos buena, la que no rehúsa emplear siempre que encuentra un balón suelto dentro del área rival. Oportunista, es esa hiena que huele la sangre de sus presas y aprovecha cualquier descuido para asestarle la dentellada. Desatascador y punto de referencia a través del juego directo, también sabe desnortar a los centrales cayendo a ambas bandas para generar espacios o recurrir a la diagonal que le abra hueco para un posterior disparo.

Vencedor de las disputas aéreas, es un generador constante de segundas jugadas y el mejor socio para atacantes incisivos en el desmarque, ávidos para lucrarse de sus prolongaciones. Con un amplio margen de mejora en los controles, sus carencias se destapan a la hora de combinar con sus compañeros en espacios reducidos. Le cuesta orientarse de forma correcta y manejar ciertos automatismos técnicos pero interpreta bien el juego para darle continuidad y vértigo de forma tan simple como pragmática. Demoledor en los primeros metros de carrera, a pesar de su envergadura impacta por sus arrancadas. Están repletas de energía y corre con la fe del que va a encontrar su recompensa en la meta. Teniente general del aire, a su descomunal potencia de impulso agrega un instinto depredador para pisar área con vehemencia cuando el cuero proviene desde un costado.

Nacido en Kinshasha el 3 de diciembre de 1990, la vida de Christian Benteke está marcada de forma inexorable por el episodio bélico desarrollado en su país natal durante la última década del siglo XX. La lucha entre el líder guerrillero Kabila y el dictador Mobutu sembró el terror en toda la geografía de Zaire y obligó a muchos congoleños a buscar un lugar para seguir sus vidas lejos del conflicto armado. Christian fue uno de los niños que dejó atrás su casa para alcanzar la tranquilidad en Lieja. Su padre Jean Pierre decidió enviarle a casa de su tío acompañado de su madre para que creciese lejos de la batalla. “Mi padre estaba en el ejército y se anticipó, preocupado porque la guerra nos alcanzase” recuerda refiriéndose a su desembarco europeo.

Con el fútbol como vía de escape, da sus primeros pasos en el modesto Jeunesse Sportive Pierreuse Club. Demuestra desde muy pronto un idilio con la portería rival y el gran conjunto de la ciudad, el Standard, le recluta con 12 años tras observar su devastador potencial goleador. Su estancia en Lieja no es todo lo duradera que él deseaba, ya que en plena adolescencia abandona el club para completar su formación en las filas del Genk. Allí, el técnico Hugo Broos le brinda la oportunidad del debut profesional tras dejar buenas sensaciones con el combinado nacional sub-17. Le otorga minutos hasta final de temporada y se le ofrece un contrato profesional pero decide regresar a la disciplina del Standard nada más comenzar 2009. De vuelta a Lieja, no goza de la continuidad necesaria para continuar con su progresión.

Para no frenar su evolución se acuerda su cesión al Courtrai. Allí, bien dirigido por un Georges Leekens que un año más tarde le llevará a la selección absoluta, se reivindica como ambicioso matador de área y supera la quincena de goles en su primera temporada completa como profesional. A la campaña siguiente, cuando por fin parecía haber hallado un hueco en el plantel del Standard, el último día de mercado estival iba a suponer una decepción para él. Pese a sus reticencias, es utilizado como moneda de cambio y se produce su desembarco a préstamo en las filas del Mechelen. Sufre un retroceso respecto a sus guarismos, pero a pesar de su descenso anotador el Genk se vuelve a fijar en él obteniendo el 100% de su ficha.

PORQUE SEGUNDAS PARTES NO SIEMPRE FUERON MALAS
De vuelta al Fenix Stadion se produjo su eclosión. Recupera su olfato goleador y su nombre comienza a aparecer con fuerza en las páginas de los diarios deportivos internacionales, favorecido por su titularidad en una emergente selección belga en la que aún no ha explotado todo su potencial. El Aston Villa, en busca de un ariete para paliar los continuos problemas físicos de Darren Bent, se hizo con sus servicios apurando el cierre del último mercado estival. La operación, cifrada en torno a los 7 millones de libras y discutida en un primer momento, no pudo ser más provechosa para el conjunto de Birmingham.

En Villa Park, Benteke ha confirmado las buenas sensaciones mostradas en Bélgica y se ha erigido en eje absoluto de la escuadra dirigida por Paul Lambert. El ariete ha representado el clavo ardiendo al que aferrarse para conseguir una sufrida permanencia en la Premier League. Las grandes escuadras británicas suspiran por él pero desde la entidad de Birmingham trabajan para asegurar su continuidad en el club mediante una sustancial mejora salarial. Su entrenador lo tiene claro: “Benteke es un atacante de clase mundial”. Con sus goles, Villa Park supera la depresión que supone la añoranza de tiempos mejores.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen análisis de este jugadorazo, condiciones no le faltan. La única pega que le pongo es que puedes llegar a resultar un poco pedante (tómatelo en el buen sentido de la palabra). No hace falta que siempre utilices términos para intentar demostrar que sabes mucho, con el análisis ya nos damos cuenta. Espero que te lo tomes como una crítica constructiva y que te sirva de ayuda. Por lo demás genial!

soiber dijo...

El Madrid debería e ir a por éste crack para reemplazar al Gato el año que viene.