Hubo
un tiempo en el que el famoso Big 4
de la Premier League (Manchester United, Chelsea, Arsenal y Liverpool) parecía
inamovible y alcanzar un billete para la Champions League se antojaba una
empresa casi quimérica para cualquier otro conjunto de la élite del fútbol
inglés. Antes de que los petrodólares desembarcasen en la parte skyblue de Manchester solamente el Aston
Villa amenazó realmente con romper el statu
quo de la cima de la clasificación. Dirigido por Martin O’Neil, el proyecto
del conjunto de Birmingham rondó durante varias temporadas la cuarta plaza pero
al no alcanzarla en ninguna de las ocasiones se vio abocada al fin de ciclo con
la fuga de estrellas. Gareth Barry y Ashley Young hicieron las maletas para
luchar por retos mayores en Manchester y los villanos iniciaron un proceso de
involución que les ha sumido en la pugna por evitar el descenso. Atrás quedan
los duelos en los que se miraba de tú a tú a los campeones. Ahora esos encuentros
se saldan con goleadas en contra. El cielo es gris sobre Villa Park, pero en el
horizonte se vislumbra un rayo de esperanza cuando lo sobrevuela Christian Benteke.
Benteke es un
delantero de notables recursos para protagonizar y enriquecer los ataques de su
equipo. Su poderío físico invita a buscarlo mediante el balón largo pero cuenta
con mayor variedad de registros para no condicionar el desempeño de sus
compañeros. Inteligente para moverse de espaldas al marco rival, protege bien la posesión del cuero y favorece la
llegada de los centrocampistas desde segunda línea. No es un ariete de gran
peso pero sí estructurado muscularmente, lo que unido a su carácter belicoso
provoca que nunca rehúse la pugna física con los centrales. Incisivo para atacar
los espacios, aprovecha su potente zancada para castigar la espalda de los
zagueros. La misma potencia de zancada que le permite sacar réditos al
contragolpe, escudándose también en su habilidad para proteger el cuero en
carrera.
Es un
ariete voraz, de gatillo fácil, que no se lo piensa a la hora de armar la
pierna y buscar la meta rival cuando recibe sin ser obstaculizado por su
marcador. Siempre atento a los movimientos de sus compañeros de vanguardia, no
se caracteriza por la finura de sus acciones con el cuero pero sí por la
imprevisibilidad de sus definiciones. Diestro natural, más que perfil malo
cuenta con pierna menos buena, la que no rehúsa emplear siempre que encuentra
un balón suelto dentro del área rival. Oportunista, es esa hiena que huele la sangre
de sus presas y aprovecha cualquier descuido para asestarle la dentellada.
Desatascador y punto de referencia a través del juego directo, también sabe
desnortar a los centrales cayendo a ambas bandas para generar espacios o
recurrir a la diagonal que le abra hueco para un posterior disparo.
Vencedor
de las disputas aéreas, es un generador constante de segundas jugadas y el
mejor socio para atacantes incisivos en el desmarque, ávidos para lucrarse de
sus prolongaciones. Con un amplio margen de mejora en los controles, sus
carencias se destapan a la hora de combinar con sus compañeros en espacios
reducidos. Le cuesta orientarse de forma correcta y manejar ciertos
automatismos técnicos pero interpreta bien el juego para darle continuidad y
vértigo de forma tan simple como pragmática. Demoledor en los primeros metros
de carrera, a pesar de su envergadura impacta por sus arrancadas. Están
repletas de energía y corre con la fe del que va a encontrar su recompensa en
la meta. Teniente general del aire, a su descomunal potencia de impulso agrega
un instinto depredador para pisar área con vehemencia cuando el cuero proviene
desde un costado.
Nacido
en Kinshasha el 3 de diciembre de 1990, la vida de Christian Benteke está
marcada de forma inexorable por el episodio bélico desarrollado en su país
natal durante la última década del siglo XX. La lucha entre el líder
guerrillero Kabila y el dictador Mobutu sembró el terror en toda la geografía
de Zaire y obligó a muchos congoleños a buscar un lugar para seguir sus vidas
lejos del conflicto armado. Christian fue uno de los niños que dejó atrás su
casa para alcanzar la tranquilidad en Lieja. Su padre Jean Pierre decidió
enviarle a casa de su tío acompañado de su madre para que creciese lejos de la
batalla. “Mi padre estaba en el ejército y se anticipó, preocupado porque la
guerra nos alcanzase” recuerda refiriéndose a su desembarco europeo.
Con el
fútbol como vía de escape, da sus primeros pasos en el modesto Jeunesse
Sportive Pierreuse Club. Demuestra desde muy pronto un idilio con la portería
rival y el gran conjunto de la ciudad, el Standard, le recluta con 12 años tras
observar su devastador potencial goleador. Su estancia en Lieja no es todo lo
duradera que él deseaba, ya que en plena adolescencia abandona el club para
completar su formación en las filas del Genk. Allí, el técnico Hugo Broos le
brinda la oportunidad del debut profesional tras dejar buenas sensaciones con
el combinado nacional sub-17. Le otorga minutos hasta final de temporada y se
le ofrece un contrato profesional pero decide regresar a la disciplina del
Standard nada más comenzar 2009. De vuelta a Lieja, no goza de la continuidad
necesaria para continuar con su progresión.
Para
no frenar su evolución se acuerda su cesión al Courtrai. Allí, bien dirigido
por un Georges Leekens que un año más tarde le llevará a la selección absoluta,
se reivindica como ambicioso matador de área y supera la quincena de goles en
su primera temporada completa como profesional. A la campaña siguiente, cuando
por fin parecía haber hallado un hueco en el plantel del Standard, el último
día de mercado estival iba a suponer una decepción para él. Pese a sus
reticencias, es utilizado como moneda de cambio y se produce su desembarco a
préstamo en las filas del Mechelen. Sufre un retroceso respecto a sus
guarismos, pero a pesar de su descenso anotador el Genk se vuelve a fijar en él
obteniendo el 100% de su ficha.
PORQUE SEGUNDAS PARTES NO SIEMPRE FUERON MALAS
De vuelta
al Fenix Stadion se produjo su eclosión. Recupera su olfato goleador y su
nombre comienza a aparecer con fuerza en las páginas de los diarios deportivos
internacionales, favorecido por su titularidad en una emergente selección belga
en la que aún no ha explotado todo su potencial. El Aston Villa, en busca de un
ariete para paliar los continuos problemas físicos de Darren Bent, se hizo con
sus servicios apurando el cierre del último mercado estival. La operación,
cifrada en torno a los 7 millones de libras y discutida en un primer momento,
no pudo ser más provechosa para el conjunto de Birmingham.
En
Villa Park, Benteke ha confirmado las buenas sensaciones mostradas en Bélgica y
se ha erigido en eje absoluto de la escuadra dirigida por Paul Lambert. El
ariete ha representado el clavo ardiendo al que aferrarse para conseguir una
sufrida permanencia en la Premier League. Las grandes escuadras británicas
suspiran por él pero desde la entidad de Birmingham trabajan para asegurar su
continuidad en el club mediante una sustancial mejora salarial. Su entrenador
lo tiene claro: “Benteke es un atacante de clase mundial”. Con sus goles, Villa
Park supera la depresión que supone la añoranza de tiempos mejores.
2 comentarios:
Buen análisis de este jugadorazo, condiciones no le faltan. La única pega que le pongo es que puedes llegar a resultar un poco pedante (tómatelo en el buen sentido de la palabra). No hace falta que siempre utilices términos para intentar demostrar que sabes mucho, con el análisis ya nos damos cuenta. Espero que te lo tomes como una crítica constructiva y que te sirva de ayuda. Por lo demás genial!
El Madrid debería e ir a por éste crack para reemplazar al Gato el año que viene.
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