En la
Serie A de los gigantes lombardos a la deriva y sin visos de encontrar su
fondo, dos recién ascendidos se han convertido en las revelaciones del
campeonato. Ya en la recta final del curso, Palermo y Empoli se han consolidado
como gratas sorpresas aunando buenos resultados y excelentes sensaciones antes
conjuntos de la parte alta de la tabla. En el caso siciliano, con un diamante
como Dybala en las riendas de su parcela ofensiva, entraba dentro de los
pronósticos una campaña sin sobresaltos, pero los toscanos han sorprendido en
toda la península itálica.
La
veterana dupla formada por Maccarone y Tavano facilitó el regreso de la élite
del fútbol italiano al Carlo Castellani y, ya instaurados en el primer escalón
del calcio, Sarri ha sacado a relucir
la brillantez de su pizarra. Explotando el acierto en las jugadas a balón
parado magistralmente ejecutadas por Mirko Valdifiori, que acaba de recibir su
primera llamada con la Nazionale, los
toscanos se han ganado a pulso la desahogada situación clasificatoria que
actualmente disfrutan, escudados también en un solvente funcionamiento
defensivo. Una solidez sin balón capitaneada por una de las primeras apuestas
de Antonio Conte al frente de la azzurra,
Daniele Rugani.
Rugani
es el cacique imberbe de una acompasada zaga joven que ha mostrado un
rendimiento sobresaliente esta campaña. Desde el perfil izquierdo del eje de la
línea defensiva de cuatro efectivos que arma Maurizio Sarri, es el que se
encarga de realizar los cruces más longitudinales para frenar los avances de
los arietes adversarios en una continua demostración de que sus casi 190
centímetros no se traducen en rigidez de movimientos. Una peculiaridad
llamativa en un central pulcro, casi a contracorriente con la tradición de la
demarcación y alejado del estereotipo de central italiano violento, como
demuestra que su registro de tarjetas esté inmaculado en Serie A.
“Debo
mejorar mi pie débil, el izquierdo, y después quiero aumentar la velocidad
mental y la personalidad a la hora de jugar el balón”, señalaba el joven
central en una reciente entrevista en la web de la federación italiana cuando
era preguntado por sus puntos flacos. Aspectos a pulir en un zaguero siempre
concentrado, acertado en el tackle e
intuitivo en ambas áreas en los envíos cruzados, que demuestra criterio en la
parcela táctica para cruzarse ante los movimientos de vanguardia adversarios. Aunque
su envergadura no le facilita la labor en carrera, responde cuando le desafían
en campo abierto.
Espigado,
de físico liviano, se le echa en falta algo más de contundencia en algunas
ocasiones para imponerse con la eficacia con la que solventa las disputas
aéreas. Conjuga su adecuada morfología para el dominio de las alturas con una
buena capacidad de salto y su académica técnica en el testarazo. En su juego
predomina el achique, la anticipación, y es capaz de sumar en el inicio de la
jugada gracias a su ortodoxia con el balón en los pies, demostrada en su alto
porcentaje de éxito en el pase.
Natural
de Sesto di Moriano, una localidad toscana cercana a Pisa, a los cinco años ya
se entrenaba con el Attletico Lucca, un modesto club de su región natal. No
podía medir su valía en partidos federados porque su edad aún no se lo
permitía, pero ya se batía el cobre como centrocampista con niños que le
superaban en edad. Cuando fue sumando primaveras y obtuvo la autorización para
calzarse las botas los fines de semana junto a sus compañeros, fue reclutado
por el Empoli, donde le retrasaron al eje de la zaga.
Allí
fue quemando etapas hasta que captó la atención de Antonio Conte. Ocurrió en el
torneo Nereo Rocco, competición juvenil de gran prestigio en el país
transalpino, donde su buen desempeño impulsó a los dirigentes bianconeri a adquirir su copropiedad
junto al club toscano. Daniele hizo las maletas rumbo a Turín, donde sus
primeros pasos no fueron fáciles. Aunque acostumbrado a coincidir en el
rectángulo de juego con futbolistas que le superaban en edad, su partida de
nacimiento intimidaba a los técnicos del vivaio
juventino a la hora de otorgarle la
titularidad.
Viareggio, su catapulta al éxito
Si un
torneo para las categorías inferiores como el Nereo Rocco supuso el primer cambio
en la trayectoria formativa de Rugani, otro aún más prestigioso como el
certamen internacional de Viareggio supuso el espaldarazo definitivo a su
progresión. En la primera mitad de 2013 se produjo ese punto de inflexión.
Venía de ser suplente y, en fechas de carnaval, Daniele se puso su traje de
central jerarca para demostrar con una exhibición en los cuartos de final ante
el Chievo Verona que no era uno más de la extensa lista de talentos cazados por
los ojeadores piamonteses a lo largo y ancho de la geografía italiana.
Después
de conquistar la Coppa Primavera al
término de la temporada, Conte se volvió a acordar de él para tenerle a sus
órdenes en Pekín, donde vivió vestido de corto la fiesta por la Supercopa
italiana conquistada ante el Napoli. Una recompensa a su progresión antes de
regresar a Empoli para vivir su primera temporada como profesional en la Serie
B. Un bautismo de fuego que no pudo ser más exitoso. De vuelta a la Toscana,
Rugani fue un pilar en el ascenso directo del conjunto dirigido por Sarri y fue
premiado con el galardón que le distinguió como mejor jugador de la división de
plata del fútbol transalpino en 2014, recogiendo el testigo de Domenico
Berardi, otro de los jóvenes más prometedores del país ‘cazado’ por la
Juventus.
“Tiene
una madurez mental mayor de lo que marca su edad. Es un gran profesional y está
mostrando todas sus cualidades”, indica Maurizio Sarri, que ha confiado en él
desde su regreso al Carlo Castellani. El técnico livornés ha diseñado su
estructura defensiva en torno al joven defensor, que ha continuado respondiendo
con regularidad y brillantez a la fe ciega de su entrenador. Su representante,
Davide Torchia, ha confirmado que Carlo Ancelotti está pendiente de sus
evoluciones y tanto Manchester United como Chelsea han mandado ojeadores
regularmente al Carlo Castellani para vigilarle ‘in situ’.
Cantos
de sirena que podrían descentrar a cualquiera, pero Rugani mantiene los pies en
la tierra, corroborando a los que alaban su ética de trabajo y le describen
como una persona tranquila, lectora y amante del tenis. “Soy un afortunado
porque el Empoli es un club que valora a los jóvenes. Los objetivos que me
pongo son la permanencia con el Empoli, la disputa de un buen Europeo sub21 en
junio y la clasificación para los Juegos Olímpicos”, sostiene el zaguero,
‘atado’ por la Juventus en los últimos coletazos del mercado invernal con un
vínculo contractual que expira en 2019.
“Es una
estrella en ciernes, lo tiene todo. Espero que encuentre un equipo en el que
pueda jugar inmediatamente”, indica Sarri sobre el único jugador de campo que
ha disputado todos los minutos del campeonato italiano desde la jornada
inicial. El maratoniano en tierras toscanas partirá el próximo verano hacia el
Piamonte con el objetivo de no reducir drásticamente su cuota de protagonismo
sobre el rectángulo de juego y compartir zaga con Bonucci, uno de sus
referentes. “Rugani merece la Juve, está preparado para cualquier club europeo”.
Palabra de su valedor en Empoli, que desea que el joven zaguero triunfe la
próxima campaña en el club de sus amores.
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