jueves, 26 de marzo de 2015

DANIELE RUGANI

En la Serie A de los gigantes lombardos a la deriva y sin visos de encontrar su fondo, dos recién ascendidos se han convertido en las revelaciones del campeonato. Ya en la recta final del curso, Palermo y Empoli se han consolidado como gratas sorpresas aunando buenos resultados y excelentes sensaciones antes conjuntos de la parte alta de la tabla. En el caso siciliano, con un diamante como Dybala en las riendas de su parcela ofensiva, entraba dentro de los pronósticos una campaña sin sobresaltos, pero los toscanos han sorprendido en toda la península itálica.

La veterana dupla formada por Maccarone y Tavano facilitó el regreso de la élite del fútbol italiano al Carlo Castellani y, ya instaurados en el primer escalón del calcio, Sarri ha sacado a relucir la brillantez de su pizarra. Explotando el acierto en las jugadas a balón parado magistralmente ejecutadas por Mirko Valdifiori, que acaba de recibir su primera llamada con la Nazionale, los toscanos se han ganado a pulso la desahogada situación clasificatoria que actualmente disfrutan, escudados también en un solvente funcionamiento defensivo. Una solidez sin balón capitaneada por una de las primeras apuestas de Antonio Conte al frente de la azzurra, Daniele Rugani.

Rugani es el cacique imberbe de una acompasada zaga joven que ha mostrado un rendimiento sobresaliente esta campaña. Desde el perfil izquierdo del eje de la línea defensiva de cuatro efectivos que arma Maurizio Sarri, es el que se encarga de realizar los cruces más longitudinales para frenar los avances de los arietes adversarios en una continua demostración de que sus casi 190 centímetros no se traducen en rigidez de movimientos. Una peculiaridad llamativa en un central pulcro, casi a contracorriente con la tradición de la demarcación y alejado del estereotipo de central italiano violento, como demuestra que su registro de tarjetas esté inmaculado en Serie A.

“Debo mejorar mi pie débil, el izquierdo, y después quiero aumentar la velocidad mental y la personalidad a la hora de jugar el balón”, señalaba el joven central en una reciente entrevista en la web de la federación italiana cuando era preguntado por sus puntos flacos. Aspectos a pulir en un zaguero siempre concentrado, acertado en el tackle e intuitivo en ambas áreas en los envíos cruzados, que demuestra criterio en la parcela táctica para cruzarse ante los movimientos de vanguardia adversarios. Aunque su envergadura no le facilita la labor en carrera, responde cuando le desafían en campo abierto.

Espigado, de físico liviano, se le echa en falta algo más de contundencia en algunas ocasiones para imponerse con la eficacia con la que solventa las disputas aéreas. Conjuga su adecuada morfología para el dominio de las alturas con una buena capacidad de salto y su académica técnica en el testarazo. En su juego predomina el achique, la anticipación, y es capaz de sumar en el inicio de la jugada gracias a su ortodoxia con el balón en los pies, demostrada en su alto porcentaje de éxito en el pase.

Natural de Sesto di Moriano, una localidad toscana cercana a Pisa, a los cinco años ya se entrenaba con el Attletico Lucca, un modesto club de su región natal. No podía medir su valía en partidos federados porque su edad aún no se lo permitía, pero ya se batía el cobre como centrocampista con niños que le superaban en edad. Cuando fue sumando primaveras y obtuvo la autorización para calzarse las botas los fines de semana junto a sus compañeros, fue reclutado por el Empoli, donde le retrasaron al eje de la zaga.

Allí fue quemando etapas hasta que captó la atención de Antonio Conte. Ocurrió en el torneo Nereo Rocco, competición juvenil de gran prestigio en el país transalpino, donde su buen desempeño impulsó a los dirigentes bianconeri a adquirir su copropiedad junto al club toscano. Daniele hizo las maletas rumbo a Turín, donde sus primeros pasos no fueron fáciles. Aunque acostumbrado a coincidir en el rectángulo de juego con futbolistas que le superaban en edad, su partida de nacimiento intimidaba a los técnicos del vivaio juventino a la hora de otorgarle la titularidad.

Viareggio, su catapulta al éxito
Si un torneo para las categorías inferiores como el Nereo Rocco supuso el primer cambio en la trayectoria formativa de Rugani, otro aún más prestigioso como el certamen internacional de Viareggio supuso el espaldarazo definitivo a su progresión. En la primera mitad de 2013 se produjo ese punto de inflexión. Venía de ser suplente y, en fechas de carnaval, Daniele se puso su traje de central jerarca para demostrar con una exhibición en los cuartos de final ante el Chievo Verona que no era uno más de la extensa lista de talentos cazados por los ojeadores piamonteses a lo largo y ancho de la geografía italiana.

Después de conquistar la Coppa Primavera al término de la temporada, Conte se volvió a acordar de él para tenerle a sus órdenes en Pekín, donde vivió vestido de corto la fiesta por la Supercopa italiana conquistada ante el Napoli. Una recompensa a su progresión antes de regresar a Empoli para vivir su primera temporada como profesional en la Serie B. Un bautismo de fuego que no pudo ser más exitoso. De vuelta a la Toscana, Rugani fue un pilar en el ascenso directo del conjunto dirigido por Sarri y fue premiado con el galardón que le distinguió como mejor jugador de la división de plata del fútbol transalpino en 2014, recogiendo el testigo de Domenico Berardi, otro de los jóvenes más prometedores del país ‘cazado’ por la Juventus.

“Tiene una madurez mental mayor de lo que marca su edad. Es un gran profesional y está mostrando todas sus cualidades”, indica Maurizio Sarri, que ha confiado en él desde su regreso al Carlo Castellani. El técnico livornés ha diseñado su estructura defensiva en torno al joven defensor, que ha continuado respondiendo con regularidad y brillantez a la fe ciega de su entrenador. Su representante, Davide Torchia, ha confirmado que Carlo Ancelotti está pendiente de sus evoluciones y tanto Manchester United como Chelsea han mandado ojeadores regularmente al Carlo Castellani para vigilarle ‘in situ’.

Cantos de sirena que podrían descentrar a cualquiera, pero Rugani mantiene los pies en la tierra, corroborando a los que alaban su ética de trabajo y le describen como una persona tranquila, lectora y amante del tenis. “Soy un afortunado porque el Empoli es un club que valora a los jóvenes. Los objetivos que me pongo son la permanencia con el Empoli, la disputa de un buen Europeo sub21 en junio y la clasificación para los Juegos Olímpicos”, sostiene el zaguero, ‘atado’ por la Juventus en los últimos coletazos del mercado invernal con un vínculo contractual que expira en 2019.

“Es una estrella en ciernes, lo tiene todo. Espero que encuentre un equipo en el que pueda jugar inmediatamente”, indica Sarri sobre el único jugador de campo que ha disputado todos los minutos del campeonato italiano desde la jornada inicial. El maratoniano en tierras toscanas partirá el próximo verano hacia el Piamonte con el objetivo de no reducir drásticamente su cuota de protagonismo sobre el rectángulo de juego y compartir zaga con Bonucci, uno de sus referentes. “Rugani merece la Juve, está preparado para cualquier club europeo”. Palabra de su valedor en Empoli, que desea que el joven zaguero triunfe la próxima campaña en el club de sus amores.


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