Los
diecisiete futbolistas nacidos en suelo francés que representaron a Argelia en
el pasado Mundial de Brasil y, sobre todo, el gran rendimiento del combinado
africano en el torneo avivaron el debate en el país galo de los
franco-argelinos. Un asunto que cobró trascendencia cuando Laurent Blanc,
entonces al frente de les bleus se
reunió con directivos de la federación francesa para abordar los casos de los
denominados ‘binacionales’. El propósito de la cita estaba perfectamente
definido, el técnico no estaba dispuesto a que los jóvenes talentos con raíces
familiares norafricanas se enfundasen la casaca verde cuando les entrasen las
dudas sobre su futura proyección en el combinado nacional de su país natal.
Había que despejar esa disyuntiva de la cabeza y muchos creyeron que la única
manera una convocatoria temprana en categoría absoluta para obligarles a
decidir. Un método que Deschamps ha empleado con Nabil Fekir, el último talento precoz dubitativo.
Fekir
es uno de los diamantes en el rebosante joyero que prepara Francia para ‘su’
Eurocopa, un descarado atacante que traslada el osado juego de los suburbios de
las ciudades a los grandes templos de fútbol. Maestro del engaño, culebrea con
su zurda de seda y su habilidosa conducción, con el cuero siempre pegado al pie
para quebradero de cabeza de los zagueros, que se debaten entre anticiparle con
el riesgo de perder la posición o esperar a ser encarados con un alto
porcentaje de quedar retratados. En un campeonato de fortaleza física extrema
como el Ligue 1, Nabil, una hormiga entre elefantes con la picaresca por
bandera, sabe utilizar su bajo centro de gravedad para aguantar la posesión y
sacar faltas a sus marcadores con una facilidad casi insultante.
Nacido
en Décines, a las afueras de Lyon, hijo de padres argelinos, tras debutar como
profesional la pasada campaña al cobijo de Remi Garde ante la Real Sociedad en
la previa de la Liga de Campeones, está viviendo en el presente curso
futbolístico la campaña de su eclosión. Formando dupla con Lacazette en la
punta del ataque ha logrado devolver al club de Gerland, muy alejado en las dos
últimas campañas de la primera plaza, a la lucha por el título y ha desatado
una ardua lucha entre su país natal y el de su familia por lograr su
internacionalidad.
“Me
siento muy orgulloso de ser argelino”, confesó Fekir a un programa de
televisión a comienzos del mes de marzo, incluso después de enfundarse la
casaca nacional gala con la selección sub 21. Para entonces ya se había
iniciado el pulso entre ambas federaciones. Christian Gourcuff, seleccionador
de los argelinos con una longeva trayectoria en los banquillos de la primera
división gala, logró su consentimiento para ser citado con los ‘zorros del
desierto’ en un stage en Qatar pero
apenas duró tres horas. El atacante lionés, que nunca le ocultó sus dudas al
padre de su compañero de equipo, revocó su decisión apenas tres horas
frustrando el deseo de su progenitor, que soñaba con que Nabil defendiese los
intereses del combinado norafricano.
Los
argelinos perdían así a un futbolista capaz de marcar las diferencias, con buen
último pase e instinto asesino, de esa estirpe que congela su sangre en zonas a
los que a lo mayoría les suben las pulsaciones. Excelso lanzador a balón
parado, demuestra que su tacto en los controles es extensible a los golpeos,
combinando sutileza tanto en el disparo en carrera como en la asistencia
lateral. Hiperactivo, no hay rincón del frente de ataque que sea extraño para
él, pero su ubicación predilecta es cerca del flanco diestro, entre el lateral
zurdo y el central de ese perfil. Ahí elude el contacto físico, atrae rivales y
les supera buscando el uno contra uno, faceta en la que se muestra
tremendamente eficaz. Algo falto de velocidad para los desmarques de ruptura,
es inteligente para interpretar los movimientos y tiene sentido del timming para sorprender desde segunda
línea.
“Fekir
es un jugador con un potencial increíble, considero que nos puede traer algo
diferente. Desempeña un rol diferente a los otros atacantes, puede marcar y
poner a sus compañeros en disposición de ello”, explicó Didier Deschamps,
seleccionador galo, cuando era preguntado por los medios sobre la principal
novedad en su convocatoria para enfrentarse a Brasil y Dinamarca. Un doble
enfrentamiento que le sirvió para estrenarse en Saint-Denis en los minutos
finales de la derrota ante Brasil mostrando destellos de su descaro en los
veinte minutos que estuvo en el rectángulo de juego. “Nabil hizo una entrada
interesante, pero no es bueno para él pedirle todo de golpe, es un jugador
joven todavía. Necesita socios, no le debemos pedir todo de repentea aún cuando
ha demostrado ser capaz de marcar las diferencias”, afirmó el encargado de
levantar la Copa del Mundo en el 98, satisfecho del desempeño a sus órdenes,
pero cauteloso en la exposición de la nueva estrella a su cargo.
Referente Benzema
“Me
recuerda a Ben Arfa, es del mismo estilo de regates y último pase. Hatem era
como Messi, yo le vi hacer cosas increíbles, pero no tomó buenas elecciones en
su carrera. No debería irse así de Lyon así de joven”, confesó Benzema,
impresionado por las cualidades de su paisano lionés. El delantero del Real
Madrid, consciente de que el atacante de Gerland estaba en el ojo mediático por
su decisión, tuvo palabras de elogio para su nuevo compañero en el combinado
nacional y se mostró comprensivo con una situación que a él le tocó vivir en el
pasado. No en vano, en 2006 se vio en la misma tesitura cuando miembros de la
federación argelina pretendieron convencerle para representar al combinado
nacional africano y se vio obligado a decidirse por su país natal en una
decisión que calificó como “una elección, sobre todo, deportiva”.
Casi
una década después, la historia se repite, un atacante idolatrado en Gerland
que había mostrado sus filias argelinas se decanta por su país natal para
alegría de su club, que ve cómo el diamante pulido en su vivero no pierde valor
de mercado al declinar la propuesta argelina que le obligaría a estar ausente
en el transcurso de la temporada con motivo de la disputa de la Copa de África.
Un talento forjado en los modestos Athletic Club Villeurbanne, Vaulx en Velin,
Caluire y St. Priest con un paso bianual entre estos dos últimos conjuntos por
la academia del gigante lionés, hasta que los técnicos formativos de les gones decidieron reincorporarle
definitivamente.
Después
de dos temporadas preparando su salto a Gerland, Remi Garde le ofreció la
oportunidad de consolidarse en el primer equipo en una campaña en la que superó
la decena de presencias el terreno de juego en lo que iba a ser el preludio de
su eclosión. Un inicio de campaña dubitativo, con eliminación europea incluida,
puso en duda el acierto de la llegada de Fournier al banquillo, pero el tiempo
ha dado la razón al veterano técnico, que ha edificado un ataque temible con
Lacazette y Fekir como puntales para discutir el reinado del PSG. Los once
goles y siete asistencias que acumula el zurdo, además de aupar a su equipo a
la élite de la tabla, han despertado el interés de la Premier League, con el
alsaciano Wenger a la cabeza.
“Con
todos los grandes jugadores que tiene el Arsenal sería difícil para mí tener
una plaza en el equipo. Nunca sabes lo que puede suceder, pero no quiero
abandonar Lyon demasiado temprano y terminar sentado en el banquillo de
cualquier otro sitio”, señaló la perla lionesa, que apostilló que le encanta
jugar para terminar señalando que “no soy feliz si no tengo partidos”.
Talentoso y con cautela para gestionar una carrera que se ha disparado esta
campaña, el vínculo contractual de Fekir con su club se extiende hasta 2019.
Aunque su futuro inmediato no parece estar marcado por un traspaso, Jean Michel
Aulas, presidente de la entidad gala y experto en hacer caja con sus grandes
figuras, ya se frota las manos ante otra posible gran venta.
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