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martes, 23 de julio de 2013

MUNDIAL SUB-20 2013 (ONCE DE BRONCE)


Fue un mundial más competitivo que atractivo, decidido por una batalla final caracterizada por el rigor táctico que solamente pudo encontrar vencedor desde los once metros. El Mundial sub-20, vivero inagotable de talentos, deparó como siempre muchas sorpresas. La épica ligada a la aventura iraquí, la frenética vocación ofensiva de los ghaneses o la madurez táctica de los uruguayos, que tras dejar en la cuneta a una de las grandes favoritas, sucumbió en una dolorosa tanda de penaltis ante una Francia sustentada en las intervenciones de su guardameta Areola. Los galos aderezaron su extraordinario poderío físico con dosis de talento individual y confirmaron su vitola de favorita alzando un trofeo que nunca había conquistado. No fue la edición más brillante pero, como siempre, ha permitido vislumbrar grandes nombres para el futuro.

Kapino (1994, Grecia)
Espigado guardameta no exento de agilidad en la estirada. Sobrio en sus intervenciones, denota temperamento ganador y no le tiembla la voz para corregir los desajustes de su zaga. Imponente por estructura física, saca rédito de su corpulencia y es difícil de batir en el uno contra uno por su capacidad para tapar ángulo de disparo al atacante. Académico en la colocación, interpreta bien el transcurso de la jugada para ejecutar la acción adecuada pero no renuncia a rectificar sobre la marcha escudado en sus magníficos reflejos. Con margen de mejora en las salidas para exprimir su envergadura, demuestra buena técnica de blocaje.

Campos (1993, Chile)
Junto a Lichnovsky, el gran activo defensivo de una selección chilena repleta de talento en su zona de ataque. Lateral diestro anticipativo, con determinación para recuperar el cuero lejos de su área al que su buen nivel aeróbico y potente zancada le impulsan a pisar con frecuencia campo contrario. Con criterio para seleccionar sus irrupciones en ataque, demuestra compenetración con sus compañeros de zaga y cierra bien cuando el cuero discurre por el carril opuesto. Con algunos problemas para medir el timming de sus entradas, es generoso en el esfuerzo y ayuda en la defensa de jugadas a balón parado por su estructura corporal.

Zouma (1994, Francia)
Condicionado en la primera fase por problemas físicos, cometió un error de bulto en la batalla por el primer puesto de grupo contra España pero ese fue su único lunar a lo largo del campeonato. Central corpulento, impetuoso y vehemente en sus entradas con gran determinación para ir al cruce. Reactivo en el giro a pesar de su desarrollo muscular, nunca rehúye el cuerpo a cuerpo consciente de su capacidad para salir victorioso de él. Rocoso e imperial en el juego aéreo, a su potencia en el salto añade buen posicionamiento para cabecear con acierto. Es toda una referencia en las jugadas a balón parado de ambas áreas.

Tiago Ferreira (1993, Portugal)
Rindió por debajo de su mejor nivel, pero pese a ello y a la prematura eliminación de su selección demostró condiciones para convertirse en uno de los centrales con mejor porvenir de los que se dieron cita en Turquía. Zaguero belicoso con la anticipación como eje central de sus acciones defensivas. Potente en el salto, a pesar de no ser el más espigado se muestra autoritario en el juego aéreo. Con criterio en la salida de balón, atesora un buen desplazamiento en largo. Aún le falta solvencia cuando sale de su radio de acción habitual y comete errores relacionados con la confianza. Maduro, interpreta bien su posicionamiento.

Stafilydis (1993, Grecia)
Líder indiscutible de la solvente zaga helena, su regularidad y recorrido ofensivo le permitieron destacar en todos los encuentros disputados. Rápido y constante a la hora de doblar al extremo de su banda, demuestra buen tacto para enviar sus servicios al corazón del área. Por pulir en la parcela táctica, supeditada la espalda a la velocidad progresiva de su carrera y abusa del tackle para frenar a su marcado. Resistente aeróbicamente, conduce bien el cuero para batir líneas de presión, ofrece amplitud y estira al rival. Dominador del factor sorpresa en sus irrupciones ofensivas, demuestra pundonor y no le asustan los duelos de pierna dura.

Gino Acevedo (1993, Uruguay)
Impecable en los momentos decisivos de la competición, es un escudero excelente, el trabajador silencioso que todo entrenador desea. Inteligente en la presión, demuestra rigor táctico para ir al achique y cerrar opciones de pase al rival. Pragmático en la entrega, no ofrece excesiva profundidad pero evita perdidas peligrosas para los intereses de su equipo. Intenso en fase de repliegue, su centro de gravedad le permite abarcar mucho terreno por su solvencia en el desplazamiento lateral y no lo acusa en el choque por su valentía en balones divididos. Dinámico para ofrecer una línea de pase en fase de salida, se prodiga poco en ataque.

Humam Tareq (1996, Iraq)
El faro del combinado iraquí que fue apagándose a medida que avanzó la competición. Una disminución lumínica más relacionada con el ámbito físico que con la asunción de responsabilidades. Zurdo de buena visión de juego y habilidoso en el manejo del esférico, ya fuese cerca del costado izquierdo o en posiciones interiores, desprendía la sensación de futbolista llamado a marcar diferencias, perteneciente a esa estirpe de jugadores que pretenden cambiar el curso del encuentro con una acción. Certero en los controles y muy potente en la arrancada, desequilibra con sus conducciones y desde el pase profundo.

 Deulofeu (1994, España)

Desequilibrante por antonomasia, fue de más a menos y su selección echó de menos su desparpajo en los momentos decisivos. Extremo que destaca por su inusitada facilidad para desbordar a su par. Con mucho desparpajo, busca el uno contra uno sin descanso y con un elevadísimo porcentaje de acierto. Esa confianza en sus propias posibilidades le empuja hacia el individualismo y le obnubila a la hora de tomar la decisión colectivamente más correcta. Con salida por ambos perfiles tras el regate, es sorprendente en el desborde y gana sin dificultades la línea de fondo. Un extremo con unas fantásticas condiciones innatas que deben ser pulidas.


Gianniotas (1993, Grecia)

Formó junto a Stafylidis una de las sociedades exteriores más prolíficas de la competición. Extremo con inusitada facilidad para el regate en carrera y salida por ambos perfiles tras él. Acelerador constante de los ataques de su equipo, ha sido el elemento protagonista dentro de una selección eminentemente contragolpeadora. Aún le falta claridad para ejecutar la acción más oportuna y sacar mayores réditos de su innata capacidad para el desequilibrio, pero somete a su marcador a un intenso esfuerzo físico. Dañino en la diagonal y potente en su salida exterior, golpea con ambas piernas pero echa en falta calma para finalizar las jugadas.

Nico López (1993, Uruguay)

Punto de referencia ofensivo del combinado ‘charrúa’, su protagonismo impregna todas las acciones ofensivas y va más allá de sus goles. Movilidad, velocidad y criterio en la asociación para dinamizar el frente ofensivo. Zurdo de buen manejo de balón, dañino como una daga en la conducción en carrera y punzante en sus desmarques de ruptura. Demoledor en los primeros metros de carrera, los zagueros le retan en la pugna física por su endeblez en el apartado muscular. Excelente en los controles, orienta bien sus recepciones pero debe progresar en la toma de decisiones para no perder el cuero cuando retrasa su posición.

Sanabria (1996, Paraguay)

El más joven del combinado guaraní, cambió la dinámica del duelo ante México saliendo desde el banquillo y se consolidó en la titularidad a base de magníficas actuaciones solamente empañadas por su pueril expulsión en la despedida paraguaya ante Iraq. Delantero de nueva generación, con la portería entre ceja y ceja, pero con gran facilidad para influir en el enriquecimiento del ataque posicional de su equipo. Acertado en la definición de jugadas por su sangre fría y variedad de recursos, es inteligente en sus movimientos fuera del área gracias a su capacidad asociativa. Dinámico y descarado, debe adquirir mayor madurez.

lunes, 22 de julio de 2013

MUNDIAL SUB-20 2013 (ONCE DE PLATA)

Fue un mundial más competitivo que atractivo, decidido por una batalla final caracterizada por el rigor táctico que solamente pudo encontrar vencedor desde los once metros. El Mundial sub-20, vivero inagotable de talentos, deparó como siempre muchas sorpresas. La épica ligada a la aventura iraquí, la frenética vocación ofensiva de los ghaneses o la madurez táctica de los uruguayos, que tras dejar en la cuneta a una de las grandes favoritas, sucumbió en una dolorosa tanda de penaltis ante una Francia sustentada en las intervenciones de su guardameta Areola. Los galos aderezaron su extraordinario poderío físico con dosis de talento individual y confirmaron su vitola de favorita alzando un trofeo que nunca había conquistado. No fue la edición más brillante pero, como siempre, ha permitido vislumbrar grandes nombres para el futuro.

Bonilla (1993, Colombia)
Solamente la frialdad de Areola en la final impide que sea catalogado como mejor portero de una competición que disputaba por segunda vez. Incluso anotó un penalti en la decisiva tanda ante los surcoreanos que dejó a su país en la cuneta. Guardameta de gran presencia física no exento de agilidad y personalidad. Siempre concentrado y en tensión, es elástico y potente en el impulso para llegar a palos. Extraordinario en la reacción amparándose en sus excelentes reflejos, es difícil de batir en el mano a mano por su determinación reduciendo ángulo de disparo al atacante. Demuestra jerarquía para liderar a su línea de zagueros.

Varela (1993, Uruguay)
En Turquía confirmó las aptitudes que convencieron a Ferguson para acometer su fichaje por el Manchester United. Lateral equilibrado, de excelente rendimiento tanto en la faceta ofensiva como en la defensiva. Difícil de superar en el uno contra uno, es pegajoso en la marca y maduro para interpretar la acción a ejecutar. Incansable, agobia al extremo por su insistencia y sus pocas concesiones. Potente en la zancada, selecciona bien sus subidas y se incorpora con criterio al ataque sacando provecho de las superioridades con su compañero de banda. Su lectura de tiempos en el repliegue le permite brillar en la defensa zonal. Una joya a pulir.

Giménez (1995, Uruguay)
El benjamín del conjunto uruguayo fue uno de las grandes revelaciones pese a su bisoñez. Central con gran capacidad para anticiparse a los movimientos del delantero escudándose en sus buenas condiciones físicas. Robusto, muy aguerrido en la marca individual, se mueve con soltura cuando sale de su radio de acción habitual. Impulsivo, demuestra eficacia en el tackle, aunque en ocasiones abuse de él. Contundente al cruce, se impone con facilidad en balones aéreos frontales y no sufre excesivamente con espacio a su espalda. Culminó su gran campeonato con una buena actuación ubicado en el costado diestro de la zaga en la final.

Ali Faez (1994, Iraq)
Una de las piezas claves dentro de la sorprendente selección iraquí. Lejos del carácter volcánico de su compañero Ali Adnan, es uno de los líderes de la zaga desde la serenidad. Por momentos impertérrito, es un central poseedor de un buen nivel técnico que le permite iniciar la jugada con criterio, batiendo sin dificultades la primera línea de presión rival. Solvente en los cruces, su dosificación de esfuerzos garantiza la regularidad a lo largo del encuentro. Sufre con envíos largos a su espalda y ante delanteros que atacan bien el espacio por sus carencias de velocidad en carrera. Poseedor de un gran golpeo, ejecuta con peligro libres directos lejanos.

Digne (1993, Francia)
Lateral de largo recorrido que representa una bocanada de aire fresco para su equipo. El costado izquierdo es su guarida, el escenario elegido para mostrar todo su potencial atlético y asestar zarpazos a quienes tienen la misión de abortar sus peligrosas irrupciones ofensivas. Potente zancada y notable progresión en carrera son sus mejores armas para recorrer de forma incansable un costado del que se adueña sin complejos a pesar de su bisoñez. Su gran virtud reside en el factor sorpresa, aprovechando su potencia para irrumpir desde campo propio. Por pulir en lo táctico, es difícil de contrarrestar por su gran golpeo en carrera.

Cristóforo (1993, Uruguay)
De menos a más en el torneo, acabó erigiéndose en el jefe de operaciones de la sala de máquinas uruguaya. Trabajador silencioso, es preciso en la entrega, no es un dechado de profundidad en el pase pero desahoga el inicio de la jugada. Poseedor de un buen desplazamiento largo, se asoma poco al ataque pero demuestra un golpeo académico desde media y larga distancia. Disciplinado en su posicionamiento dentro del terreno de juego, demuestra buena lectura defensiva y ofensiva. Intenso en balones divididos, barre el caudal ofensivo rival y organiza con coherencia a través de pases sencillos pero pragmáticos.

Aboagye (1995, Ghana)
Comenzó el torneo como suplente, pero terminó convirtiéndose en la auténtica brújula de la selección ghanesa. Talentoso e imaginativo, comanda los ataques de su equipo por su perfil creativo y precisión en la entrega. Rápido de piernas e inteligente en la orientación de sus controles, aunque es un buen conductor de juego genera más peligro cerca del área rival por su facilidad para hallar huecos en situaciones en las que otros solamente los intuyen. Aún intermitente a lo largo del encuentro, es liviano y le perjudica la pugna física. Dinámico para ofrecer líneas de pase, maneja con brillantez todas las superficies de contacto.

Thauvin (1993, Francia)
Salvador de su país en la dura semifinal contra Ghana, a lo largo de la competición fue una daga que agitó la frecuentemente poco fluida circulación francesa. Atacante zurdo con una innata capacidad para el desborde. Rápido y habilidoso en la conducción, elimina rivales gracias a su destreza en el regate y combina con acierto tirando paredes a alta velocidad. Incisivo y constante a la hora de encarar a su par, es un generador continuo de ocasiones de gol pero debe mejorar su precisión en la finalización de jugadas. Domina la pausa y el cambio de ritmo, rinde a gran nivel en ambos costados y demuestra tacto en la asistencia.

Derlis González (1993, Paraguay)
El elemento diferencial dentro de un aguerrido combinado paraguayo que tiene muy arraigado el gen batallador. Segundo punta bullicioso y osado, némesis de centrales corpulentos por su constancia y velocidad en el desafío individual. Eléctrico y móvil, aprovecha su descaro en el regate para generar dudas en el entramado defensivo rival desde el costado.  Incisivo para atacar los espacios, saca muchos réditos al contragolpe y demuestra criterio a la hora de finalizar las jugadas. Vertiginoso en la conducción, debe seleccionar mejor los momentos de pausa para no perjudicar al colectivo. Su picardía le garantiza buenos registros goleadores.

Acheampong (1993, Ghana)
Una de las claves del gran torneo realizado por la ofensiva selección ghanesa. Verticalidad a raudales, un auténtico vendaval por el costado izquierdo que no cesa en sus maniobras de desborde. Devastador en la arrancada, obliga a su marcador a un gran despliegue físico por su capacidad para intentar sin descanso el uno contra uno. Incisivo atacando los espacios, gana la línea de fondo con una facilidad abrumadora pero aún peca de precipitación para que sus asistencias encuentren destinatario. Punzante en las diagonales, aunque acostumbra a ofrece una salida exterior también habilita espacios para las subidas de su compañero de banda.

Castillo (1993, Chile)
Mezcla la corpulencia de un ariete clásico con la interpretación del juego de un segundo punta de nueva generación. Excelentemente formado en el apartado físico, su contundencia en el remate no ensombrece su desempeño fuera del área de castigo. Inteligente para atacar los espacios libres, su potente zancada le capacita para ofrecer rupturas cortas difíciles de defender para centrales espigados. Desahoga a su equipo ganando los duelos aéreos, cae a bandas, saca provecho de sus controles para no obstaculizar el ritmo del ataque colectivo y su amplia variedad en la finalización de las jugadas le permite sorprender a los guardametas.

domingo, 17 de febrero de 2013

ESPECIAL SUDAMERICANO SUB-20 2013


Al ritmo de Quintero, Colombia se coronó campeona. Argentina y Brasil monopolizaron la atención mediática por su fracaso durante la primera fase, incluso Chile acaparó elogios por el extraordinario rendimiento de sus atacantes, pero los ‘cafeteros’ supieron aprovechar sus oportunidades mostrando una solidez que fue in crescendo de la mano de su futbolista más talentoso, asimismo el jugador más destacado de la competición. En el tramo decisivo, la nota dominante fue el alto grado de competitividad, propiciada por la prematura eliminación de los dos colosos del continente que igualaron sobremanera el nivel colectivo de los seis supervivientes en el hexagonal final. Y ahí fue donde se impulsó Colombia, con una sólida defensa encabezada por su guardameta Bonilla y una medular imaginativa que surtió de numerosísimas ocasiones de gol para unos arietes que supieron aportar su granito de arena en el apartado anotador.

La segunda línea colombiana fue la clave para superar en la carrera de fondo a una correosa selección paraguaya que se proclamó subcampeona. Nieto y Quintero fueron el desequilibrio y la pausa, la asistencia y el gol, los pilares ornamentales que permitieron anexionar a un ambicioso conjunto colombiano. Un disciplinado conjunto guaraní, una interesante selección uruguaya y una selección chilena que fue de menos a más acompañarán a la campeona Colombia en el Mundial de la categoría para el que otorgaba plazas esta competición que siempre descubre futuras estrellas.


LOS PROTAGONISTAS
Ya sea de los principales clubes del continente o de conjuntos europeos que buscan talento puro a bajo coste, los ojeadores siempre siguen con lupa el Sudamericano sub-20 y los presentes en esta edición recién finalizada no se habrán ido con sus libretas sin estrenar. Individualmente esta competición ha tenido de todo, desde fracasos absolutos por las altas expectativas previas hasta consolidaciones de jugadores que ya habían dejado destellos de su valía en sus respectivos clubes, sin olvidar a los ‘debutantes’ en el primer nivel competitivo que sorprendieron a propios y extraños por su elevado rendimiento. Estos fueron los 11 destacados:

Bonilla (Colombia): ya había disputado el pasado Mundial sub-20 y por lo visto en esta competición adquirió buenas enseñanzas de aquella experiencia. Guardameta de gran presencia física no exento de agilidad y personalidad, facultades que exprime en el uno contra uno. Siempre atento y ágil para llegar a palos, demostró dotes de manda y jerarquía para liderar a su línea de zagueros.

Guillermo Varela (Uruguay): lateral diestro luchador y siempre predispuesto para buscar la pugna física con su par, confiado en su capacidad para salir victorioso de los duelos individuales. No es un dechado técnico pero su voluntad colectiva y su fondo físico le permiten aportar profundidad a los ataques de su equipo sin generar desequilibrios tácticos en la defensa zonal.

Lichnovsky (Chile): sus experiencias con la primera plantilla de la Universidad de Chile le permitieron afrontar con mayor holgura este torneo. Dotado de una buena estructura física, interpreta bien el juego y frena a su marcado sin necesidad de recurrir a la agresividad, además de atesorar los fundamentos tácticos necesarios para ofrecer una aseada salida de balón.

Balanta (Colombia): imponente por su planta física, además de su corpulencia demostró automatismos defensivos que de ser potenciados le pueden hacer dar el salto al continente europeo en un futuro no muy lejano. Pese a las carencias de velocidad derivadas de su envergadura no sufre en exceso cuando abandona su radio de acción habitual. Formó una gran pareja con Vergara en el eje de la zaga.

Balbuena (Paraguay): era una de las pocas excepciones ofensivas dentro de un poblado y contundente entramado defensivo paraguayo. Lateral izquierdo de delicado toque de balón que se erigió en uno de los mejores socios para el poderío aéreo de su compañero Cecilio Domínguez. Enérgico en sus acciones, demostró versatilidad para adaptarse a los dibujos tácticos de su seleccionador.

Guarderas (Perú): sus problemas físicos en algunos partidos del Hexagonal final le relegaron a la suplencia, pero a grandes rasgos fue el motor de una sorprendente selección peruana que se quedó a las puertas del Mundial. Le da pausa a los partidos porque no se siente cómodo en la exigencia física, demuestra criterio en la distribución y buenos fundamentos tácticos para aportar colectivamente sin balón.

Cristóforo: a pesar de algunos partidos de rendimiento discreto, demostró ser el mediocentro con más oficio de la competición. Con capacidad para dirigir el juego ofensivo de su selección, bien dotado a nivel técnico e inteligente a la hora de seleccionar los pases adecuados. Con recorrido para sumarse al ataque y batir líneas de presión, su avanzada interpretación del juego le permite aportar en el repliegue.

Rabello (Chile): el protagonista de la mayoría de acciones ofensivas de su combinado. Habilidoso, rápido, participativo y con un carácter peculiar que en ocasiones le juega malas pasadas. Atesora un golpeo de balón que explota en las jugadas de estrategia, su dinamismo le permite generar numerosas recepciones ventajosas cerca del área rival y conduce bien el cuero en los contragolpes.

Quintero (Colombia): el futbolista más destacado de todos cuantos participaron. Talentoso y dinámico, su educado pie izquierdo y su extraordinaria lectura de juego le permiten generar ocasiones de gol con relativa facilidad. Ya sea cerca del área rival o lejos de ella, siempre suma en los ataques posicionales de su equipo. Puede batir líneas con su conducción y elimina rivales con su mordaz regate corto. Una estrella en ciernes.

Nico López (Uruguay): solamente el acierto goleador de Quintero le impidió proclamarse máximo goleador de la competición. Capaz de rendir cerca de un costado o paralelo a un punta de referencia, es un atacante rápido, osado en su juego y vertical. Pícaro para moverse entre líneas, influye más allá de la zona de remate y ayuda a generar huecos en las zagas. Resolutivo con su pierna izquierda, fue de más a menos.

Nico Castillo (Chile): aprovechó la baja de Ángelo Henríquez para constituirse como punto de referencia en la vanguardia chilena. Excelentemente formado en el apartado físico, su contundencia en el remate no ensombrece su desempeño fuera del área de castigo. Desahoga a su equipo ganando los duelos aéreos, cae a bandas, saca provecho de sus controles para no obstaculizar el ritmo del ataque colectivo y su amplia variedad en la finalización de las jugadas le permite sorprender a los guardametas.

Otros jugadores interesantes
PORTEROS
Diego Morel (Paraguay) es un sobrio guardameta que transmite seguridad ante sus acciones, con una buena formación técnica en el blocaje. Darío Melo (Chile) es un portero de grandes reflejos y elasticidad, bueno en el juego con los pies pero con problemas en las batallas aéreas por su falta de envergadura.

DEFENSAS
Jherson Vergara (Colombia) es un central de gran poderío físico, fuerte, contundente al cruce y con capacidad para imponerse en las disputas aéreas de ambas áreas. Le penalizan sus carencias en la lateralidad. Gustavo Gómez (Paraguay) explotó su colocación y buena interpretación del juego para ofrecer seguridad en el eje de la zaga, pero pasó apuros ante delanteros con el dinamismo por bandera.  Gastón Silva (Uruguay) es un central muy jerárquico, anticipativo, atento a las coberturas e imponente en el juego aéreo pero con más dificultades para defender en campo abierto, con presión alta de su equipo. Marlon Mejía (Ecuador) es un central de liviana presencia física y correcto desplazamiento en largo al que su excesiva serenidad le induce a cometer errores tácticos difíciles de subsanar en el transcurso de alguna jugada. Christian Palomeque (Colombia) es un versátil lateral izquierdo que hizo de la profundidad su mejor arma. Con grandes condiciones atléticas para aparecer en campo contrario, también partiendo desde posiciones más adelantadas. Debe mejorar ciertos conceptos relativos a la defensa colectiva.

CENTROCAMPISTAS
Sebastián Martínez (Chile) es un mediocentro de elevado nivel técnico que atesora un excelente criterio en la distribución. Preciso en el pase, su visión de juego explotó el talento de sus compañeros en la vanguardia y otorgó fluidez a la circulación de balón. Inteligente en lo táctico, un progreso en la resistencia le aportaría un plus diferencial en todos los ámbitos. Sebastián Pérez (Colombia) es un centrocampista que ofrece un buen trato al cuero. Elegante en el golpeo y con facilidad para dar continuidad a la circulación del cuero, sus lagunas tácticas y su poco desarrollo físico le penalizan en exceso actuando en el doble pivote. Pedro Azogue (Bolivia) demostró ser un mediocentro maduro, con oficio y excelente rigor táctico para obtener ventajas desde su posicionamiento en el terreno de juego. Echó en falta mayor colaboración colectiva. Diego Laxalt (Uruguay) hizo de la movilidad una de sus mejores armas y adquirió gran protagonismo en su conjunto tanto ofensiva como defensivamente. En varias ocasiones pecó de precipitación.

Mauricio Cuero (Colombia) es un potente extremo diestro que aprovecha sus dotes físicas para poner en aprietos a su marcador. Con carencias evidentes a nivel técnico, estira el campo y se muestra constante en sus incursiones individuales. Juan Pablo Nieto (Colombia) es un futbolista con grandes dotes técnicas que exhibió su talento para ofrecer fluidez a los ataques posicionales de su conjunto. Desequilibrante desde el plano individual y colectivo, influyente por dentro y por fuera, debe subsanar su intermitencia. Diego Rolán (Uruguay) es un atacante incisivo, con frescura física para atacar los espacios y facilidad para finalizar las jugadas. Partió desde la banda derecha pero con mucha disposición a pisar área. Christian Benavente (Perú) es un mediapunta talentoso y osado con gran facilidad para el regate en carrera y buena visión de juego para el último pase. Su indolencia y desconexión en algunas fases del encuentro representan sus mayores lunares. Johnny Uchuari (Ecuador) es un mediapunta de escasa presencia física que hace de cebo desde los costados para generar peligro en zonas interiores. Gran conducción en carrera y disparo desde media distancia. Christian Cuevas (Chile) es un extremo izquierdo enérgico, osado, incisivo y con facilidad para deshacerse de su par en el uno contra uno. Su área de mejora reside en la toma de decisiones.

DELANTEROS
Jhon Córdoba (Colombia) demostró dominar varias suertes del ‘9’ que le auguran un buen porvenir. Resolutivo en la definición gracias a su buen disparo, desahoga el juego gracias a su buen hacer de espaldas al marco rival, pero no es desdeñable su capacidad para atacar los espacios. Un ariete complete que debe adquirir más pausa en la definición. Cecilio Domínguez (Paraguay) es un delantero clásico guaraní. Batallador, con capacidad para ganar esas disputas y ayudar a sus compañeros pero con más problemas para aportar lejos del área. Diego Rubio es un pícaro atacante que saca rédito de los desajustes defensivos en el entramado defensivo rival. Incisivo e inteligente atacando los espacios, actuó pegado al costado diestro del ataque. José Cevallos es un espigado atacante bien dotado a nivel técnico, capaz de generar tanto en la fluidez del ataque posicional como en la finalización de jugadas. Debe adquirir mayor ritmo competitivo José Reyna (Perú) demostró ser un torbellino. Veloz, dinámico y con celeridad para armar el remate, resulta demoledor al contragolpe. Derlis González (Paraguay) fue la luz que iluminó al ataque paraguayo. Bullicioso, descarado y con gran facilidad para eliminar rivales, también demostró facilidad anotadora. Le penaliza la endeblez de su estructura física.